Desarrollo y Emprendimiento

Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.

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Nombre: Ernesto Tironi
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.

martes, septiembre 27, 2005

Reconocimiento en ciencia o práctica económica

El Profesor Patricio Carvajal, en una carta a propósito de mi artículo sobre los merecimientos del Premio Nacional de Ciencias Sociales a Ricardo Ffrench-Davis, considera una exageración de mi parte señalar que ultimamente "es en la economía el campo donde tenemos mayor reconocimiento internacional". Y agrega que en economía no tenemos Premios Nobel ni Premio Cervantes a literatos.
Interesante reflexión.
Yo dije que en nuestro "desempeño económico" ocupamos un lugar destacado en el mundo. Me refería así al elevado lugar en rankings de crecimiento del ingreso, reducción de la inflación, cumplimiento de metas de Naciones Unidas para disminución de la pobreza, etc.
Agregaba que sueño con leer noticias parecidas en "desempeño educacional", por ej. de Chile alcanzando lugares destacados en rankings de la Prueba TIMS en educación, en número de jóvenes con capacitación técnica, etc.
Lo que se observa en economía es algo práctico, sistémico y generalizado que no observamos en el desempeño deportivo, teconológico ni científico nacional. Eso no desmerece los méritos individuales en estos últimos campos. ¿Qué se hizo en el primer ámbito y no se ha hecho en los segundos?.
Esa es la reflexión que invito a hacer y en la que considero que personas como Ffrench-Davis han hecho un gran aporte.

viernes, septiembre 23, 2005

El Salto a Empresario

Capítulo II


¿Qué se requiere?

No pocos jóvenes me han preguntado el último tiempo qué se requiere para ser un empresario exitoso. Me he sentido en aprietos intentando responder, pero ante la frecuencia de la pregunta lo intentaré de nuevo. Intentaré responder sólo lo que estimo son requisitos para transformarse en empresario. Esto ya es suficientemente complejo. Lo de exitoso es harina de otro costal y, a menudo, válido por un tiempo solamente. Francisco Javier Errázuriz, dueño de UNIMARC y varias otras grandes empresas ya no es, por ejemplo, el empresario “exitoso” que fue tan destacado hace algún un tiempo.

Tal vez la mayoría de los empresarios se han formado heredando la profesión y a veces las empresas y recursos de los padres. Tal vez no son pocos los “self made man”; los que han empezado solos, sin tradición familiar a la cual echar manos. Lo más frecuente es gente que ha comenzado de muy niño. En Chile es conocido el ejemplo del ya mencionado empresario (y político) Fra Fra Errázuriz, a quien le gusta contar que comenzó criando pollitos y después vendiendo huevos de casa en casa. Algunos – difícil saber cuántos – han comenzado producto de una crisis o necesidad imperiosa, como haber quedado cesante.

Distinto es comenzar ya a una edad madura, digamos más de 45 años, y por una decisión voluntaria de dejar otro empleo y decidirse a formar su propia empresa en forma planificada.


Cálculo y aventura

Quien se decida a emprender algo propio tiene que preparar su aventura. Hacerse empresario se parece más a la excursión de atravesar un lago que simplemente dar un paseo. Hay que llevar todo lo necesario. Sobre todo cuando se navega, porque en el agua no hay los recursos que se tienen en tierra.

Lo primero es estudiar bien el proyecto en que uno se va a meter. Esto comprende principalmente dos cosas. Calcular si es realista o previsible que al cabo de un tiempo preciso, digamos 6 meses o 1 año, la empresa que formé me estará generando ingresos suficientes. Es decir, que se podrá vender bien lo que ofrece y con un margen razonable. No es necesario calcular “Tasas Internas de Retorno” y hacer las complejas “Evaluaciones de Proyecto” de las que tanto hablan los economistas y administradores de empresas. Pero sí poner por escrito cuánto se espera vender al cabo de cierto tiempo y el margen de ingreso que le dejará.

El otro aspecto de este estudio básico es calcular también cuanto tiempo le llevará estar obteniendo los ingresos esperados. Esto es clave para calcular los ahorros necesarios para llegar al otro lado: cuántos meses deberá financiarse sin los ingresos del nuevo negocio. Muchos se equivocan en este aspecto. No hacen este cálculo y al poco tiempo empieza la angustia y luego la desesperación que lleva a malas decisiones que conducen al fracaso.

Mucho se habla de que todo empresario, para llegar a serlo tiene que ser capaz de sobreponerse a los fracasos. Es cierto. Con la mayoría de los que uno habla, le contarán que en algún negocio al principio de su carrera fracasó. Y naturalmente se destaca que fue capaz de superar ese trance. Pero no se contabilizan los casos de las personas que al fracasar no siguieron trabajando como empresarios sino que volvieron a ser empleados dependientes. Esa es una pérdida de un recurso escaso para el país – como son los empresarios - que se podría haber evitado si esa persona hubiera hecho una mejor planificación de su incursión empresarial.

Transformándose en empresario: orígenes de esta experiencia personal

Capítulo I

¿De dónde vengo profesionalmente hablando?
Hasta los 48 años, en que presenté mi renuncia como alto funcionario del Gobierno de Chile en 1995, siempre había vivido solamente con un sueldo fijo que recibía al final del mes. Esa renuncia fue una decisión largamente meditada acerca de qué quería hacer el resto de mi vida. Cuando la tomé no tenía ningún empleo alternativo, pero había juntado ahorros para mantenerme unos 4 meses buscando trabajo.
¿Qué me llevó a esa decisión?
¿Qué he aprendido al hacer este cambio profesional de empleado a independiente, o
de economista a empresario?
¿A qué reflexiones me ha llevado esta transformación?

En este capítulo intentaré iniciar la respuesta a esas preguntas describiendo de dónde vengo. Lo hago no por destacar algo muy en especial, sino precisamente por lo contrario.


Tradición y raíces
Pertenezco a la generación de los 60 en que lo prestigioso era entrar a la universidad para conseguir después un trabajo en la Corfo o Endesa. De mis compañeros de colegio (uno particular de la elite de Santiago) no recuerdo ninguno que haya dicho que le gustaría ser empresario o dirigir empresas. Tampoco que estudiaran determinada carrera para eso. Tenía compañeros cuyos papás eran dueños o ejecutivos de empresas. Pero recuerdo poco o no entendía bien que hacían. Recuerdo a quienes tenían papás doctores, dentistas o ingenieros. No sé si esto será igual entre los escolares de hoy.

Crecí bajo la concepción de que como persona uno tiene el deber de devolverle a la sociedad lo que ésta le ha a uno al permitirle acceder a cierto nivel de bienestar y educación. Interesante concepción. Primero, un “deber con la sociedad”; no un derecho a exigir por el hecho de pertenecer a ella, como lo entienden los franceses generalmente. Segundo, sentía que la educación recibida era un privilegio. Y tercero, el donante de ese privilegio no eran mis padres específicamente, sino “la sociedad” como un todo. ¿Cómo concebirán estos temas los escolares y universitarios de hoy?

Esa concepción me llevó a estudiar economía en la Universidad Católica entre 1965 y 1969. Pero cuando tomé esa decisión, no anticipaba lo que venía. Resultó tiempo de plena ebullición social y política, nacional e internacional. Gobierno de la Revolución en Libertad, la Reforma Agraria, la Reforma Universitaria, la Toma de la Universidad Católica en agosto de 1967; la Chilenalización del cobre, Vietnam, París 1968. Finalmente, como si fuera poco para un quinquenio, es fue el tiempo en que se incubó la Unidad Popular.

En mis años universitarios se fue cristalizando en mi una búsqueda de excelencia y compromiso. Se fueron cumpliendo, sin saberlo entonces, ciertas expectativas que tenía. El gusto por el rigor matemático de la economía, que es un cuento bien armado, que supone o entiende al hombre como un ser racional actuando permanentemente con vistas a optimizar. No me convencía del todo la insistencia en la “objetividad” de la ciencia económica y el poder ineluctable del mercado. Me sentía con más rebeldía hacia el mercado que hacia la objetividad. Pero poco a poco fui seducido por la belleza de la lógica interna del pensamiento económico y por el reconocimiento que obtenía de profesores y compañeros por aprender tan rápido. Fui el mejor alumno de economía de mi promoción; un “capo” en la forma simple y vanidosa de juzgarnos en nuestros tiempos de estudiantes.

Tanto más importante fue el surgimiento en paralelo de la conciencia de que con el conocimiento que estaba adquiriendo se podía transformar radicalmente para mejor nuestra economía y sociedad. El subdesarrollo que prevalecía en Chile, el lento crecimiento y las desigualdades eran fundamentalmente fruto de “errores de políticas” en que incurrían las autoridades de la época por ser ignorantes de la ciencia económica moderna. Con mejores fijaciones de precios (que eran generalizadas en aquellos días), impuestos más racionales, un rol más científico o técnico del Estado, Chile podía ser en pocos años más un país desarrollado.

Dediqué los 10 años iniciales de mi vida profesional después de recibirme de la Universidad Católica (1969 a 1979) a estudiar, investigar, escribir y enseñar economía. Estaba convencido que aplicando las políticas “correctas” que yo proponía, Chile saldría del subdesarrollo. Mientras tanto, llegaba y se iba el Gobierno de la Unidad Popular con su voluntarismo exacerbado, arrasó con la economía bajo autoridades llenas de ignorancia y desdén por la ciencia económica. Llegó, y no se fue en este período, el Gobierno de Pinochet, con su brutalidad política y económica, y con la arrogancia de sus economistas.

Los 15 años siguientes, 1980 – 1995, concentré mi vida profesional en un ámbito en que la economía y la política se superponían o integraban. Mi propósito era encontrar las medidas, especialmente económicas, que no sólo fueran técnicamente eficaces sino políticamente aceptables para un Chile democrático.

No profundizo más en este tema, porque el propósito de este capítulo introductorio, no es intentar una biografía, sino explicar desde donde viene evolucionando mi pensamiento de hoy. Termino diciendo que los últimos 5 años de ese período recién tuve experiencia directa a ser funcionario de Gobierno: Gerente General de CORFO con el Presidente Aylwin y Embajador ante Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio (OMC) en los de Aylwin y Frei.

Renuncié en abril de 1995 para intentar convertirme en un consultor independiente. No pensé en hacerme “empresario”. Todavía tenía resistencia a esa palabra, y hasta hoy me cuesta aceptar esa caracterización.


Ernesto Tironi Posted by Picasa

miércoles, septiembre 21, 2005

Empresario desde la Concertación: Intro



Hay un cambio profundo en la sociedad chilena. Entre los jóvenes, especialmente universitarios, ha cambiado mucho el modelo de profesional a que aspiran transformarse. Hace 40 años la gran mayoría aspiraba a trabajar en organismos del Estado, ser empleados de grandes empresas tradicionales y bancos, o ser dirigentes políticos. Pero muy pocos soñaban con ser empresarios o altos ejecutivos.

Hoy muchos aspiran a trabajar por cuenta propia, de manera independiente. En particular, convertirse en empresarios, altos ejecutivos o dueños de su propia empresa. Tener éxito, es la consigna dominante. Y ser empresario aparece como sinónimo de exitoso. El diario “El Mercurio”, por ejemplo, organiza desde hace ya varios años un seminario anual sobre el tema, para que los estudiantes escuchen “en persona” cómo lo hicieron “los empresarios de éxito del país”. Logra una concurrencia mucho más masiva de la que jamás podría soñar un candidato presidencial a semanas de la elección.

A nivel de opinión pública masiva, ese “endiosamiento” de los empresarios está muy lejos de ser un juicio compartido mayoritariamente. Las encuestas muestran que cuando a la gente se le consulta sobre de qué grupo social tiene una “opinión más favorable”, los empresarios figuran junto con los “políticos” en los últimos lugares de la lista.

En contraste, dentro de los dirigentes políticos de la Concertación – coalición a la que pertenezco y que ha gobernado el país los últimos 15 años – estimo que la comprensión, aceptación y valoración del rol del empresario en la sociedad es un tema pendiente. Ha habido grandes avances con respecto a la visión que dichos dirigentes tenían en los años 60 o 70. Hay mucho más tolerancia, cercanía y disposición a colaborar. Se acepta en mayor medida a los empresarios; pero más bien como algo necesario aunque no especialmente deseable que se expandan. Por cierto no predomina ahora intentar destruirlos – como parecía a algunos de la actual Concertación a principios de los 70. Pero tampoco es necesario favorecer la formación de más empresarios, ni debieran ser la profesión modelo para los jóvenes. Menos todavía debieran serlo para los universitarios.

Considero que esa visión de los empresarios prevaleciente en la Concertación es un error. Es además uno de los principales motivos que hace a muchos jóvenes alejarse de los partidos de la Concertación.

En medio de estas visiones cruzadas de empresarios considerados “dioses” por algunos pocos, “un mal necesario” por otros tantos y “poco confiables” por la mayoría, me sucedió la experiencia de transformarme yo mismo en empresario. Esto me ha llevado a conocer por dentro cómo se ve y se siente ser empresario, y observarlo también desde afuera con especial atención.

Esto me ha llevado a escribir estas reflexiones con la esperanza de que lleven a nuevas reflexiones de otros que se plantean preguntas como:

  • Qué hay de cierto en este mito de los empresario como “dioses”?
  • ¿Qué se requiere personalmente para transformarse en empresario?
  • ¿Se necesitan más empresarios en Chile hoy? ¿Por qué?
  • ¿Hay políticas públicas que ayudarían a tener más empresarios en Chile?


    En páginas siguientes intentaré responder algunas de esas interrogantes.

martes, septiembre 20, 2005

French-Davis, Un merecido Premio Nacional



Supongo que el sentido para un país de dar un premio nacional a un profesional en determinada área es reconocer, agradecer y destacar. En el caso de Ricardo Ffrench-Davis, Premio Nacional de Ciencias Sociales, se podría escribir mucho sobre sus aportes a la economía a través de sus publicaciones en política macroeconómica, comercio exterior y asuntos fiscales que, junto con la minería, han sido sus grandes temas. Pero yo quisiera más bien dar un testimonio personal de lo aprendido como su discípulo en cuanto investigador y economista.

Lo conocí como estudiante cuando me hizo clases de Planificación por allá por 1967 en la Universidad Católica. Además era SubGerente del Departamento de Estudios del Banco Central. Allí me inicié con él haciendo el primer estudio económico sobre mediana y pequeña minería del cobre. Posteriormente fui su colega durante la intensa y marcadora década de los 70s en CEPLAN y CIEPLAN. Desde entonces lo he encontrado periódicamente en seminarios, conferencias y grupos de estudio, crecientemente discrepando con él en diversos temas. Pero más allá de eso, ¿Qué distingue a Ffrench-Davis como profesional? ¿Qué instaría a imitar de él a futuras generaciones de economistas chilenos?

Cuatro aspectos destacaría por sobre todo: Su amor a Chile, la entrega a su profesión, su rigor intelectual y su generosidad académica.

Por amor a Chile Ffrench ha dedicado intensos 40 años a la investigación de sus problemas económicos y de las políticas públicas adecuadas para resolverlos. Ese ha sido el motor de su búsqueda de medidas que lleven a su desarrollo. Considero que los mayores aportes de Ffrench-Davis han sido su mirada empírica, detallista, de los problemas y sus soluciones. Su comienzo desde el análisis cuidadoso de los hechos, de las cifras estadísticas; no de los dogmas o ideologías. Recuerdo bien las largas horas que pasaba con sus asistentes recopilando las series estadísticas correctas y completas sobre inflación, comercio y déficit fiscal. Nos enseñaba a no tomar nunca como válida cualquier cifra que se publicara, sin antes hacer una revisión cuidadosa de su origen y forma de cálculo. Nos enseñaba que por no hacerlo así se habían cometido y se podían seguir cometiendo graves errores económicos que al final pagaba la gente humilde.

Las estadísticas exactas y correctas son la materia prima con que trabajan los economistas. Es como el mármol o la madera de los escultores. No pueden hacerse obras de arte en piedras arenosas o troncos blandos. Ffrench-Davis ha dedicado mucho esfuerzo a pulir cifras para deducir las políticas correctas para superar nuestros problemas.

La generosidad académica o profesional es un atributo fundamental para contribuir a la formación de otros y constituir equipos que permitan transformaciones sociales sustantivas. Hace referencia a esa disposición a leer siempre los artículos o trabajos que otro le entrega, y hacerle comentarios para enriquecer su obra. Ffrench-Davis ha sido siempre generoso intelectualmente, y de allí parte de su grandeza y del aprecio que tantos le tenemos.

Ricardo es respetado por los economistas chilenos del más amplio espectro, desde comunistas a muchos neo-liberales. En este sentido, ha sido, probablemente sin proponérselo, un artífice del grado de consenso alcanzado en Chile en torno a nuestro actual modelo de desarrollo.

No nos damos cuenta, pero en los últimos años Chile ocupa un lugar muy destacado en el mundo por su desempeño económico. En ningún otro dominio, como el deporte, la ciencia, la educación o la medicina, tenemos tanto reconocimiento. Eso no ocurrió por casualidad. Sucedió porque un grupo inicialmente pequeño de personas se formó en un par de Universidades chilenas, estudió en el extranjero en los 60`s y volvió con un conjunto de ideas y propósitos que se esmeró en poner en práctica. Han existido diferencias, bandos y controversias, pero también ha existido respeto mutuo. En ese proceso Ricardo jugó un rol muy crucial. Sueño con que algo semejante puedan iniciar un conjunto de pedagogos o profesores jóvenes para cambiar en el curso de una generación el sistema educacional chileno, para pasar a ser un modelo en el mundo en ese campo, tal como un grupo de economistas configuraron un modelo de economía chilena en los últimos 30 años que nos transformó en líderes mundiales.

Tal vez para eso se necesitan más Ffrench-Davis que premiar en varios campos del quehacer nacional.

(Artículo publicado en "El Mercurio" Viernes 16 Septiembre, 2005)
etironi@golf99.cl