Desarrollo y Emprendimiento

Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.

Mi foto
Nombre: Ernesto Tironi
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.

viernes, noviembre 18, 2011

UNA EXPERIENCIA GESTIONANDO ESCUELAS SUBVENCIONADAS: PROBLEMAS Y FUTUROS

Ernesto Tironi B.
18 de octubre 2011


Busco aportar a este tema compartiendo mi experiencia de estar metido con “las manos en la masa” hace años gestionando un par de escuelas públicas subvencionadas en poblaciones modestas de Santiago. Una en Puente Alto, hace 11 años, y otra en Quilicura, hace dos. Además de las manos, tengo metida el alma en este desafío. Especialmente en los últimos meses de este largo invierno del Movimiento Estudiantil 2011, en que cada mañana amanezco con la angustia de qué podrá pasar hoy día en el colegio: ¿será tomado o no por los alumnos?, ¿habrá huelga?, ¿qué ocurrirá más adelante? ¿Cómo ayudar a que progresemos y no caigamos en una espiral destructiva?

Además, hablo desde mi experiencia como socio de una empresa Asesora Técnica Educacional (ATE), que asesora escuelas. Desde que participo en ella, hace más de 2 años y medio, he seguido de cerca la experiencia de procurar mejorar la calidad de la educación en más de 150 escuelas. En este caso, la mayoría son municipales, tanto en Santiago como en regiones, urbanas y rurales. En este ámbito lidio con cómo vencer la resistencia de los profesores a recibir asesorías, especialmente cuando ellas involucran el trabajo en el aula. También me ocupo de enfrentar la burocracia y a veces el desorden de las Corporaciones o Departamentos Municipales de Educación, incluyendo conseguir que nos paguen elevadas facturas atrasadas. También enfrentamos el desafío de encontrar, contratar y capacitar a los mejores tutores de asesoría a profesores en sus aulas.

Mi primera experiencia fue el año 2000, en que ingresé al mundo educacional adquiriendo un establecimiento de unos 600 alumnos entre Kinder y 4°Medio en Puente Alto. Hoy tiene 1,300 alumnos y 80 empleados entre profesores y administrativos. La meta que nos planteamos, con otros cuatro socios, fue transformarlo en uno de los 10 mejores colegios de la comuna dentro del nivel socio económico en que el Ministerio clasifica nuestro colegio. Ser Top Ten, le llamamos para usar la analogía del Chino Ríos que entonces era figura mundial en el Tenis.
Los medios que nos planteamos como los centrales para alcanzar nuestro objetivo fueron tres: 1) Contratar un “buen” Director, 2) Introducir prácticas de gestión empresariales, especialmente evaluación de desempeño y bonos o incentivos por resultado. Y 3) Realizar numerosas actividades extracurriculares, más competencias deportivas, labores sociales, instancias para generar orgullo por el colegio, inglés intensivo, etc.
Los resultados alcanzados cuatro años más adelante fueron más bien pobres: razonables en lo económico, pero mediocres en lo pedagógico.
Decidimos tomar algunos medios adicionales, como por ejemplo, contratar una Evaluación externa de los aprendizajes. Enfrentamos fuerte resistencia de los profesores y directivos. Creo que logramos superarlas (creíamos), pero entonces nos encontramos con una enorme falta de seguimiento con métodos pedagógicos eficaces para abordar el aprendizaje de las materias en que encontramos déficits.
Por ese entonces nos llegó la primera crisis el 2004: un colegio competidor – también particular subvencionado, con una construcción nueva - se nos instala a media cuadra de distancia. Las consecuencias no se hicieron esperar. A pocos meses, en marzo del año siguiente, la matrícula nos había bajado 20%: de 900 a 700 alumnos aproximadamente. Por supuesto que a esa altura no podíamos ahorrar reduciendo el número de profesores que es el principal ítem de gasto de un colegio. El futuro se veía negro. Estábamos recién creyendo que empezábamos a tomar vuelo y nos cae esta tormenta.

¡He vivido en carne propia, entonces, lo que le pasa a muchas escuelas municipales! La diferencia es que salimos adelante. A los dos años ya habíamos recuperado toda la matrícula perdida y además elevamos los indicadores de calidad (como el puntaje SIMCE). Después continuamos mejorando, incluso en cantidad de alumnos matriculados, hasta alcanzar nuestra plena capacidad. Más abajo contaré qué hicimos, cuando analice cómo enfrentar algunos de los problemas que enfrenta la educación municipal.
El 2006, recuperada recién la matrícula que teníamos dos años atrás enfrentamos una segunda crisis. Comprobamos que el nivel de nuestra calidad pedagógica estaba estancada en alrededor de 260 puntos del SIMCE y consideramos que así no podríamos asegurar la preferencia de los apoderados.
Decidimos entonces la contratación de una asesoría pedagógica especializada, para lo cual realizamos un amplio estudio del mercado de dichos servicios de consultoría. Entrevistamos también a las escuelas clientes de las asesorías y observamos los resultados o progreso logrado por ellas con el apoyo externo. Finalmente contratamos a Master7 Ltda. y su servicio de instalar el Modelo Pedagógico M7 en 3ºs y 4ºs Básicos que comprendía tutoría a los profesores de lenguaje y matemáticas dentro de sus aulas quincenalmente. El modelo comprendía, además, la entrega de Soluciones Pedagógicas escritas para los profesores (una especie de planificación clase a clase de marzo a diciembre), evaluaciones externas para tener una medición independiente de la del profesor sobre el aprendizaje que estaban logrando los estudiantes, actualización pedagógica a los profesores en las materias en que aquellos tenían aprendizajes insuficientes y finalmente reportes regulares al Director de la Escuela y su equipo, así como a nosotros, los sostenedores, sobre el avance de la asesoría.

Los resultados nos sorprendieron a todos. En la prueba del mismo año 2006 elevamos considerablemente nuestro puntaje SIMCE. Al año siguiente logramos un record de 291 puntos en promedio, 288 en Lenguaje y 293 en Matemáticas para los 4os Básicos. Así logramos nuestra meta de entrar en el grupo de los Top Ten. De estar en la mitad de la Tabla de Posiciones entre los 41 establecimientos subvencionados particulares y municipales de nivel socioeconómico medio de Puente Alto, pasamos al segundo mejor puntaje.

Allí nos hemos mantenido, más menos, hasta hoy, con dos tercios de nuestros egresados entrando a la educación superior. Creemos que todavía podemos mejorar más y en eso estamos.

Segunda experiencia: Colegio Santa Bárbara, Quilicura
Nos hicimos cargo de este establecimiento a fines del 2009. Se había abierto hacía 6? Años, y a poco andar nos dimos cuenta que era más una “guardería infantil” para estudiantes vulnerables de hasta 18 años que un colegio propiamente tal. En la evaluación SIMCE de 4° Básico ese año había sacado 220 puntos, lo que equivale a… En realidad, más que un colegio, parecía ser un lugar donde las madres dejaban los niños para poder salir a trabajar. El objetivo y expectativa de la mayoría de ellas era que sus hijos o hijas estén mínimamente bien cuidados, almuercen, no estén en la calle y si aprenden algo, bienvenido.

La directora y el profesorado parecían haber adoptado esa interpretación como declaración de la misión del colegio. No estaba escrita, naturalmente, en ninguna parte, pero en la práctica era la consigna implícita que guiaba el funcionar del colegio.

Los nuevos dueños llegamos con la meta de ser Top Ten; estar entre los 10 mejores establecimientos de nuestro nivel dentro de la comuna. El medio central para conseguirlo, dijimos: Poner el aprendizaje en el centro del quehacer escolar, sin abandonar necesariamente las condiciones de seguridad de los estudiantes ni debilitar la confianza de los padres en que sus niños y niñas están siendo cuidados/as.

Esta vez no necesitamos cuatro años para saber lo específico que teníamos que hacer para elevar el aprendizaje de los niños. Eso no significaba en absoluto que pudimos hacerlo de inmediato. Nos tomó todo un año (el 2010) obtener la comprensión de los directivos y profesores de la conveniencia de contratar las asesorías que estimábamos indispensables. Ahora fueron de dos tipos: en gestión – organización del colegio, formación equipos, etc. - y en lo pedagógico – enseñanza de lectura desde 1° hasta 4º básico y matemáticas elementales. El primer trabajo se realizó en segundo trimestre del 2010 y el segundo se inició marzo 2011. Reforzar la disciplina de los estudiantes y el trabajo en equipo de todos los docentes con ese propósito fue otro aspecto central.

Nos hemos puesto un plazo de 3 años para llegar al rango de 260 puntos Simce en 4ºBásico. O sea necesitamos obtener un alza de 40 pts. al año 2013.

Los resultados en cuanto a organización y procesos hasta ahora son altamente satisfactorios, a juzgar por lo que observo como sostenedor y lo que expresan los directivos y asesores. Los resultados de aprendizaje están por verse. La dificultad de realizar cambios en educación es que se necesita tener paciencia y confianza en lo que se está realizando ahora. Los estudiantes que reflejarán si lo hicimos bien serán quienes hoy están en 2° año básico y darán su Simce el 2013, cuyo resultado nos lo entregarán alrededor de mayo del 2014. En ese mundo temporal se mueve la educación.

Experiencia con Master 7 y la asesoría técnica a escuelas
Me correspondió ser relativamente pionero en la contratación de asesorías externas privadas a nuestro costo en el colegio de Puente Alto el 2006. Posteriormente, con la Ley de Subvención Preferencial (SEP) del 2008-9 el Ministerio empezó a promover la utilización de los fondos entregados por la SEP en Asesoría Técnica Educativa (ATE), como medio para que los establecimientos cumplan los Planes de Mejoramiento que obligadamente deben asumir con el MINEDUC para obtener la SEP (ver Ciade, 2010). Considero que ésta puede ser una política clave para mejorar la educación chilena. Por eso decidí también embarcarme como socio de una empresa ATE el año 2009. Quiero compartir también lo aprendido de esta experiencia hasta ahora.

Observo principalmente ocho características principales del proceso de contratación y utilización de asesoría técnica externa por parte de las escuelas subvencionadas, tanto municipales como particulares en esta etapa, a dos o tres años del intento de masificación del actual sistema.

1.- Bastante informalidad y escaso profesionalismo de Corporaciones Municipales en el contrato de servicios de asesoría. Tengo dudas de que la mayoría de dichas entidades realice un trabajo sistemático de análisis y discusión interna sobre qué tipo de colaboración externa necesitaría contratar. Hacer ese trabajo no es sencillo. Implica crear un clima de conversación abierto para recoger opiniones, análisis de resultados, reconocimiento de fallas, etc. Entre las escuelas y liceos específicos y los sostenedores municipales (corporación o departamento). Al final las Corporaciones o DAEM hacen un proceso muy tradicional de licitación en que parecen más preocupados de las formas que del fondo del proceso. Los criterios de selección a menudo son formalidades, el precio, o aspectos no siempre tan relevantes como los títulos académicos de quienes entregan el servicio. Aquí hay mucho trabajo que hacer para mejorar.

2.- Insuficiente autonomía de Directores de escuelas municipales y sus equipos técnicos para decidir o influir en la decisión sobre la asesoría a contratar. Muchas veces quienes deciden estas materias son comisiones formadas en las Corporaciones o DAEM, con escasa consulta a los Directores e imponiendo sus elecciones sobre la base su autoridad formal o burocrática. Eso debilita el compromiso de los directivos y docentes en las escuelas con el aprovechamiento efectivo de la asesoría pedagógica recibida. Es cierto que en no pocas ocasiones los Directores mismos son poco competentes. Pero eso requiere otras soluciones, y no que se pierdan esfuerzos en asesorías que no resultan y que tienen por consecuencia debilitar más la confianza en este medio para mejorar.

3.- Relaciones poco colaborativas entre Corporaciones Municipales de Educación o DAEMs y directivos de escuelas. Al estar realizando asesorías a estos últimos y reportando también a los sostenedores municipales (incluidos a veces los Alcaldes mismos y sus Consejos Comunales) se puede observar lo frecuente que es la falta de trabajo en equipo entre ambos. Suelen predominar relaciones de desconfianza mutua y autoritarismo, es decir, el recurso a la autoridad burocrática como método para tomar decisiones.

4.- Resistencias a la asesoría de diversos actores del proceso educativo. No son sólo los profesores quienes consideran que no necesitan intervenciones ni apoyos externos. A veces son profesores, pero otras los jefes de UTP, coordinadores de áreas, el director, etc. Casi nunca falta alguno. Es casi infinita la capacidad de boicotear dentro de una escuela. A menudo la introducción de nuevas prácticas pedagógicas y organizativas es abortada temprano por esta resistencia y capacidad de oposición y boicot.

5.- Ausencia de procedimientos o técnicas para evitar boicots por parte de los oferentes de las asesorías educativas. Quienes ofrecen buenos servicios de asesoría, y especialmente de cambio organizacional, a cualquier tipo de entidad (empresas industriales, de servicios, ONGs, organismos públicos, etc.) saben – o debieran saber – que enfrentarán resistencias de parte de miembros de las entidades con que trabajarán. De hecho, muchos especialistas y académicos de esta disciplina han dedicado mucho tiempo a estudiar el tema. El problema adicional que surge en el caso de la educación pública chilena, es que los dirigentes de las escuelas tienen pocas competencias o habilidades para abordar este importante desafío.

6.- Otra dificultad importante es encontrar tutores pedagógicos competentes a quienes contratar en las empresas asesoras para trabajar en los establecimientos escolares. Estas personas deben tener tanto los conocimientos de sus materias y de métodos pedagógicos, como también las habilidades emocionales de empatía y capacidad para ganarse la confianza de los profesores para que éstos los acepten, les abran las puertas de sus aulas, reciban como valiosas sus recomendaciones y las apliquen para el mejoramiento de su desempeño.

7.- Los métodos o modelos de asesoría eficaces son también indispensables para agregar valor en las condiciones en que están las escuelas que reciben la asesoría pedagógica. Ellos no siempre se han desarrollado ni probado con suficiente rigor. Cualquiera cree que sabe cómo asesorar establecimientos, y éstos creen que porque reciben una oferta de una entidad universitaria o privada formada por profesores con títulos de postgrado o cierto número de años de experiencia, entonces le van a entregar un servicio eficaz y eficiente. A menudo no es así. (Ver Tironi, 2010).

8.- El escepticismo de los docentes respecto a los programas ministeriales, es un último gran obstáculo a la provisión de asesoría técnica escolar efectiva. En efecto, existe en la mayoría de los establecimientos municipales una opinión negativa sobre los programas de mejoramiento (asesorías) que les ha entregado el Ministerio de Educación en el pasado. Habitualmente, a juicio de ellos, esos programas ministeriales han terminado “sin pena ni gloria”. Sin una evaluación cabal, sin explicación de porqué se terminaron, ni porqué al poco tiempo llega otro nuevo diciéndoles que este sí va a funcionar. Esta actitud e interpretación sobre las asesorías externas que prevalece en tantos establecimientos dificulta mucho proponerles ahora una nueva oferta de este tipo.

A pesar de todos estos inconvenientes, considero que la asesoría externa es valiosa y con una adecuada gestión puede llegar a ser un medio poderoso para mejorar la calidad, es decir, los aprendizajes. Sin embargo, por las características o modalidades que ha tomado la contratación de asesorías anteriormente expuesta, me temo que el efecto de ella puede ser mucho mayor en los establecimientos subvencionados particulares que en los municipales.


Mi visión del futuro de la educación escolar
Soy profundamente optimista del mejoramiento que observaremos de la calidad de la educación pública chilena en los próximos tres años si damos tiempo a que las medidas tomadas los últimos 5 años tengan los efectos esperados, y más todavía si se completan las correcciones que implica establecer la Superintendencia y la Agencia de Calidad. Lograr esto requiere un mínimo de perseverancia y paciencia, porque los frutos en educación toman el tiempo de los árboles y no el de las flores que se cultivan anualmente.

Mi apreciación anterior la formulo como consecuencia de cinco tendencias que observo:
- la focalización en calidad y aprendizajes recién instalándose,
- el descubrimiento de medios o procedimientos para conseguirla,
- el logro de cobertura casi total o el paso a una situación de escacez a sobreoferta de matrícula,
- la aplicación de la Subvención Escolar Preferencial o SEP con sus exigencias a los establecimientos,
- el desarrollo de asistencia técnica especializada diversa y descentralizada, privada y pública, contribuyendo a mejorar calidad de la enseñanza.
A continuación explicaré en más detalle cada uno de esos puntos.

Primero, la re–orientación del sistema escolar chileno desde el foco en la cobertura o cantidad a la calidad es un asunto que recién hace pocos años empezó ocurrir. Hasta hace sólo unos ocho años atrás, lo central era elevar la cobertura y la extensión de la jornada escolar. Sólo desde hace unos tres o cuatro años hay un enfoque fuerte en calidad, entendido como mayor aprendizaje medido del conjunto de los estudiantes. Recuérdese que hasta hace poco ni siquiera era aceptada por la mayoría de los docentes una métrica para medir calidad, como es el puntaje Simce. Todavía hay muchas resistencias. Más reciente todavía es que esa reorientación hacia la calidad empiece a centrarse (a “bajar” dirían algunos) en el nivel donde se producen los aprendizajes: en los estudiantes en la sala de clases.

Segundo, todavía ni los expertos académicos, ni quienes gestionamos escuelas subvencionadas privadas y municipales, ni los directivos de escuelas sabemos muy bien cómo generar más calidad o lograr aprendizajes sustantivamente mayores en cortos periodos de tiempo (léase 2 a 4 años). Y esto es mucho más difícil de conseguir que mejorar infraestructura, elevar matrícula u horas de clases. Pero ante la presión social, gubernamental y la preocupación que se ha instalado en la opinión pública por resultados, lo más probable es que se descubran pronto métodos más eficaces que los del pasado.

Tercero, la disminución de la tasa de crecimiento de la población (que implica hoy menos niños en edad escolar) junto con el crecimiento considerable de la oferta de colegios particulares subvencionados, hacen que hayamos pasado de una situación de sobre-demanda a sobre-oferta de matrículas. La antigua sobre-demanda tendía a reducir la calidad porque al incorporar alumnos nuevos con menor nivel educacional se bajaba o impedía subir los niveles de aprendizaje promedios medidos como puntajes Simce. Expresado en la forma que los directivos de escuela se lo decían a los sostenedores: “No nos pidan que elevemos el puntaje Simce del colegio si al mismo tiempo nos piden elevar la matrícula, porque esto último sólo lo podemos conseguir haciendo ingresar alumnos de familias altamente vulnerables y a menudo con padres analfabetos”. En este marco se desenvolvieron la mayoría de los establecimientos hasta la mitad de la década pasada, especialmente en la educación media.

El debate sobre si el mercado y la competencia fracasaron o no en generar calidad y equidad en la educación escolar chilena no me parece correctamente formulado. Primero hay que separar esos objetivos, o preguntarse separadamente si ha contribuido a mejorar calidad o a generar equidad.

La apertura al mercado o autorización de formar escuelas particulares y otorgarles subvención se hizo fundamentalmente para ampliar la cobertura (no calidad) ante la falta de fondos o capital para invertir por parte del Estado en las décadas de los 80s, 90s y 2000. Ahora recién desde hace tres años se les pide además calidad. No me opongo a que ahora se les pida calidad (todo lo contrario), y a que si no alcanzan un mínimo se les sancione o cierre. Pero no me parece justo que se les acuse de no cumplir algo que no se les había pedido. Si no, sería como si en una competencia de atletismo se descalificara al lanzador de la bala, porque en la mitad de la competencia el juez lo eliminara porque no la lanza suficientemente alta, en circunstancias que hasta entonces todos entendían que calificaban todos los que la lanzaran suficientemente lejos.

Una consecuencia importante de lo anterior es que, como el objetivo en el pasado era fundamentalmente cobertura, la experiencia pasada no es un indicador correcto de lo que pueden hacer los colegios particulares subvencionados en lo relativo a calidad en el futuro (si ahora se les exige o si éstos se lo proponen.)

El otro tema que merece comentarse separadamente es la contribución a la equidad, o el juicio de algunos que la educación particular subvencionada no ha contribuido tampoco a la equidad en la sociedad chilena (Ver Bellei, La Tercera 26-8-11). Si construir 1,715 establecimientos escolares entre 1990 y el 2010 para enrolar 727 mil estudiantes (de los 466 mil en que creció la matrícula total del país, o sea más del 100% de los nuevos estudiantes incorporados al sistema educativo en los últimos 20 años) no se considera contribuir a dar más oportunidades a los grupos más postergados del país, ¿qué lo sería?. Ese juicio me parece de una falta de rigor y fundamento alarmante. Porque esos estudiantes que antes no tenían la oportunidad de estudiar o de completar 4º Medio no eran precisamente los ricos que viven en Las Condes o Vitacura. Han sido jóvenes pobres, de poblaciones y comunas rurales y urbanas como Cerro Navia, La Pintana y otras. Y aunque hoy se diga que la educación que reciben no es de alta calidad, al menos es algo significativo en términos de las oportunidades de trabajo que les abre comparado con no tener nada. De las 727 mil matrículas financiadas y gestionadas por los colegios particulares subvencionados, sólo 380 mil son de Educación Básica. 240 mil son de Media, lo que corresponde al 90% del crecimiento total de 270 mil matrículas que permitió alcanzar la cobertura completa de educación para los jóvenes hasta 18 años.

En otras palabras, hoy no tendríamos cobertura casi total hasta 4º medio sin esa oferta privada de matrícula de colegios subvencionados. Además, muchos miles de estudiantes que hoy llegan a la educación superior, lo han logrado gracias a la creación de miles de escuelas particulares subvencionadas que les permitieron estudiar hasta completar su enseñanza media. Para mí esta es una contribución sustantiva a la igualdad o a la equidad que ha generado el sistema escolar chileno. Que la calidad de educación recibida esté lejos de lo que queremos que sea y de la que alcanzan en otros países es otro asunto.

En resumen, calidad y alto puntaje Simce no se les pedía ni se esperaba de esos colegios hasta hace tan poco como 6 u 8 años atrás. Una gran parte de ellos estaban en una fase anterior de lograr cobertura universal. Entonces, no seamos injustos con el pasado, ni ciegos, sesgados o poco rigurosos respecto al futuro.

El cuarto factor que a mi juicio llevará a que a unos tres años empecemos a observar mejoramientos sustanciales en la calidad de la educación escolar chilena es la aplicación de la Subvención Escolar Preferencial (SEP). Esto puede traer un cambio de carácter Copernicano en el sistema escolar chileno. Y no sólo por aumentar los fondos que se entregan especialmente a los estudiantes y escuelas de familias más desfavorecidas, sino porque también implica poner el acento en generar resultados de aprendizaje, en la fijación de metas en cada escuela y en el control de ellas.

El quinto factor, también introducido por la Ley SEP, pero que merece destacarse aparte por su importancia, es la exigencia a los establecimientos de usar parte de los fondos SEP para contratar asesorías especializadas, las que también pueden provenir de entidades privadas y no sólo estatal. Así se amplía y diversifica el repertorio de formas de apoyo a las escuelas, terminando el monopolio estatal de los anteriores programas de apoyo del Ministerio de Educación. Se dio, además, libertad a los Directores de Escuelas para elegir la asesoría que les conviene, dentro de una gama más amplia de ellas, pero dándoles la responsabilidad de cumplir ciertas metas expresadas como resultados de aprendizaje incluso medidos en términos de puntajes Simce mínimos.

Como consecuencia de las cinco tendencias que he destacado – énfasis reciente en calidad, desarrollo de medios para lograrla, logro de cobertura plena, instalación de SEP y nueva disponibilidad de asistencia técnica descentralizada – soy profundamente optimista del mejoramiento que observaremos de la calidad de la educación pública chilena. De hecho, ya se comenzó a observar en resultados Prueba Pisa y aumento del promedio nacional de puntaje SIMCE en 2011.

No obstante lo anterior, me quedan dos preocupaciones. Una es que considero altamente probable que la calidad de la educación en las escuelas particulares subvencionadas suba significativamente más que la de las escuelas municipales, especialmente a raíz de las manifestaciones y tomas de 2011. Esa desigualdad no la considero buena para Chile. No debemos permitir una competencia ni una diferenciación excesiva entre esos dos sectores. Desgraciadamente, sin embargo, nos dirigimos hacia allá. Mi segunda preocupación es la agudización de la pérdida de matrícula de la educación municipal, en parte agudizada por la tendencia recién mencionada.

Una propuesta: Desmunicipalización libre y Corporación Nacional de Educación
Una de las principales demandas de algunos sectores políticos, de la opinión pública en general y del Movimiento Estudiantil 2011, es otorgar más apoyo a la educación pública, entendida como aquella ofrecida por las escuelas municipales. Entre los motivos para otorgar a éstas un apoyo adicional al que se otorga a los establecimientos particulares subvencionados que atienden a los mismos sectores sociales, está el de que las escuelas municipales están reduciendo su matrícula.
Sin compartir muchos de los juicios y dudosos supuestos detrás de esa interpretación, me preocupa que siga reduciéndose la matrícula municipal. Conviene entonces debatir acerca de los modos más efectivos y eficientes de evitar esa tendencia. El Gobierno, por su parte, se ha comprometido a enviar pronto un Proyecto de Ley sobre “desmunicipalización”. Mayor razón entonces para iniciar este debate ahora.

Las principales alternativas propuestas hasta hoy son tres: 1) El retorno a un sistema estatizado en que todas las escuelas municipales vuelvan a depender del Ministerio de Educación. 2) La prohibición de crear nuevos colegios particulares subvencionados, con la expectativa que esto frenaría la migración de estudiantes municipales a aquellos. Y 3) Esquemas intermedios o mixtos, como Corporaciones de Educación similares a las actuales municipales, pero que puedan gestionar establecimientos de varios municipios.
En otro documento he planteado que este último parece ser un mejor sistema, siempre que se asegure un Gobierno Corporativo competente y con más autonomía a los Directores de Escuela, quienes deben asumir más responsabilidad por el desempeño de su establecimiento (ver www.elmostrador.cl o www.ernestotironi.blogspot.com).

Aquí quiero complementar la propuesta anterior, proponiendo la creación de una Corporación Nacional de Educación Escolar (CNE) con el principal objetivo de detener la reducción de matrícula de las escuelas municipales. ¿Cómo? Transfiriéndole a ella la gestión de escuelas de los municipios que no quieran seguir administrando la educación en su comuna, que tengan desempeños por debajo de un standard mínimo o que estén reduciendo su matrícula a tasas muy altas como (por ejemplo, más de 10% en 1 ó 2 años). Esta Corporación sería dirigida por un Directorio como el de las empresas, con una mayoría (pero no la totalidad) de los miembros designados por el Ministerio de Educación y tendría facultades para hacerse cargo, transitoria o indefinidamente, de escuelas o liceos que le transfirieran los municipios. Sería una especie de CORFO educacional.

Su funcionamiento tendría algunas características especiales: 1) Que la transferencia de escuelas a la CNE será obligatoria para las escuelas de los municipios que reduzcan en más del 10% su matrícula en 1 ó 2 años, o que en cuatro años más (circa 2015) no superen un promedio de 250 puntos en el SIMCE de 4° Básico. 2) La Corporación Nacional tendría también facultades para realizar fusiones o integración de escuelas pequeñas, especialmente en el ámbito rural, con medios de traslado de estudiantes a escuelas concentradas, que es una forma de conseguir mejorar la calidad o elevar los aprendizajes de muchos miles de estudiantes que hoy reciben una educación de muy bajo nivel.

Por esta vía podríamos llegar mucho más rápidamente a mejorar la educación chilena, generando más calidad y equidad. No nivelando hacia abajo, como se haría en el caso de prohibir la instalación de nuevos colegios particulares subvencionados, como algunos proponen. Esto último sería una forma de mantener un oligopolio de escuelas, tanto privadas como municipales, que en nada ayudaría a mejorar la calidad. Esperar que la competencia entre escuelas lleve al cierre de las de menor calidad difícilmente resultará. Especialmente en el actual contexto de incertidumbre y de rechazo social al despectivamente llamado lucro en educación, menos se generará una expansión de los mejores colegios particulares subvencionados, aunque tengan mejores resultados y posibilidades de absorber nuevos estudiantes.

La Corporación Nacional de Educación debiera especializarse en reestructurar establecimientos deficitarios y en transformarlos en escuelas de alta calidad. Eso implicaría contar con personal calificado en rediseño organizacional, selección y capacitación de personal, outplacement de profesores, formación de equipos, etc. Una UTI para escuelas enfermas o en estado de salud crítico.

Políticamente la CNE debiera tener alto respaldo, al ser una entidad con fuerte control por el Ministerio de Educación. Pero no por eso se le entregaría un cheque en blanco y sin fecha de vencimiento. Los Municipios que les ceden escuelas podrían hacerlo por un tiempo, cinco a diez años, y con cláusulas que dispongan que si la CNE no logra un mejor resultado, el municipio recupera el establecimiento. Podría concebirse además conceder un derecho más efectivo a los apoderados, contemplando, por ejemplo, el “Efecto gatillo” introducido recientemente como Ley en más de 20 Estados Federales de los EEUU. Mediante éste, si más de 50 por ciento de los padres firman una declaración de insatisfacción con el desempeño del colegio de su pupilo, el sostenedor público tiene la obligación de cambiar al Director/a o transferir la escuela a otra administración, incluyendo la posibilidad de un privado.(Ver NY Times 18 Sept. 2011)

En síntesis, esta propuesta de la Corporación Nacional de Educación sería una forma de nivelar hacia arriba, elevando la calidad de la educación municipal, manteniendo su matrícula y el pluralismo y diversidad que muchos preferimos para la educación chilena.