Desarrollo y Emprendimiento
Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.
Acerca de mí
- Nombre: Ernesto Tironi
- Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile
Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.
martes, diciembre 19, 2017
La elección
de Piñera y la Democracia Cristiana[i]
El pueblo chileno mostró de nuevo su
buen criterio. Después de 4 años de transitar con el acelerador a fondo de las
reformas, es tiempo de bajar a la calma. No tanta épica, exigencias y
tensiones. Más bien tiempo de consolidar, ajustar piezas que arriesgan fundirse
y cuidar aspectos importantes que se daban como descontados, como el
crecimiento económico y de los empleos productivos, la buena gestión.
¿Cuáles pueden ser los significados
más relevantes de este triunfo tan amplio de Piñera? Me parece que son cinco
que, aunque obvios, merecen destacarse:
1) La gente no quiso que siguieran gobernando los continuadores del 2o Gobierno
de Bachelet. 2) Tampoco que siguiera esa coalición política mal llamada Nueva
Mayoría, de breve existencia y pobre desempeño. 3) Que no quiere más
retroexcavadoras, o sea, destruir todo lo construido para hacer lo nuevo. 4)
Quiere reformas bien estudiadas, que surjan de consensos, no de imposiciones, y
bien implementadas. 5) Más énfasis en el crecimiento y la creación de empleos
productivos, sin descuidar seguir
corrigiendo desigualdades y generar una sociedad más generosa, compasiva y
solidaria.
Las prioridades para Piñera son
claras si quiere hacer un buen gobierno y tener la chance proyectarse: debe
seguir ampliando su coalición política. Avanzar corrigiendo lo ya hecho, no
partiendo de cero. Buscar la cooperación y la unidad nacional, no la
confrontación.
En este contexto, el rol de
Democracia Cristiana es más importante que nunca. Sus directivas recientes y
los parlamentarios habían errado el camino, al asociarse demasiado e
incondicionalmente con Bachelet. Probablemente fueron muy influenciadas por
estar tanto tiempo bajo el paraguas del Estado. Ahora puede ser el tiempo de
corregir, de abrirse y ensayar nuevas alianzas. Y asumir el rol de contribuir a
que el próximo gobierno cumpla las expectativas con que el pueblo de Chile lo
escogió.
Ernesto
Tironi
Economista
[i] Carta publicado en diario La Tercera,
Lu.18-12-17
sábado, diciembre 16, 2017
LANZAMIENTO DE
LIBRO “TRANSFORMAR ESCUELAS”
PALABRAS DEL AUTOR
Ernesto Tironi
MIE. 22
NOV. 2017
Quiero
agradecer en primer lugar la presencia de cada uno de ustedes aquí hoy.
Lo
interpreto como una muestra de afecto
que valoro mucho. Y también como expresión del gran
interés e inquietud
por este tema, tan crucial para nuestro país: la calidad de la educación
que estamos entregando en nuestras escuelas y nuestra calidad de vida en ellas. Postulo aquí que ambos temas están muy
relacionados.
Agradezco
también los comentarios de cada uno de los presentadores, Mariana Aylwin,
Harald Beyer y José Joaquin Brunner,
hechos a pesar de sus ocupadas agendas de
esta última semana con la elección presidencial.
Celebro
mucho cada una de sus observaciones críticas. Porque como digo por ahí en el
libro, lo que más busco con él no es
presentar una nueva teoría sobre la educación.
Menos todavía una pan-acea (palabra
del griego pan= todo, y akos= remedio o terapia), o sea, no
busco “un remedio que cura todos los males”.
Tampoco una fórmula infalible.
Busco
sobre todo extender o generar una con-versación. En el sentido que usa esta palabra Maturana:
de la raíz VERSARE (de versátil) =
CAMBIAR y CON =
JUNTOS, cambiar juntos. ¿Cómo?
Conversando más entre nosotros de estos temas: de la gestión de
escuelas. Una conversación abierta, franca, honesta y profunda. No sólo de ideas, teorías o técnicas para
mejorar la educación, sino de nuestras EXPERIENCIAS en este trabajo. Lo que nos pasa, lo que nos
resulta y No nos resulta, lo que nos duele, nos hace sufrir y lo que también nos
alegra. Como lo que me contó la Directora del Colegio Santa Barbara este
domingo, la Anita, de que había llegado a votar un ex -alumno que
hoy era Constructor Civil recibido. Su
cara de alegría y orgullo al contarme, era una inmensa retribución que se hacía a sí
misma, y a mí.
¿Por
qué puede ser importante con-versar? Primero,
para que directores y directoras de escuelas estén
menos sólas. Para compartir dificultades
y sueños. Para sentirse con menos
inseguridades y dudas sobre sus
complejas responsabilidades. Para apreciar que a más personas en esos cargos le
ocurren cosas parecidas, y que algunos encuentran maneras eficaces de abordar esas dificultades.
Sabemos
que en nuestros niños de hoy existe mucho sufrimiento. Eso a menudo ocurre
porque sus padres sufren. No se entienden entre sí. Tampoco con sus hijos. Hay incomunicación, lejanía.
Eso genera en ambos un vacío, frustración. Una soledad en los niños, que tratan
de llenar viendo televisión, con juegos
violentos, con bullying, chateando y a veces después, con pornografía y, algunos, con drogas.
Este
sufrimiento y vacío en los jóvenes hace la enseñanza mucho más difícil hoy.
¡Uds
saben bien esto!
Nosotros,
directivos y profesores, también tenemos su cuota de sufrimiento. Tratamos de hacerlo lo mejor posible, pero no
siempre nos resulta. Por los jefes o
colegas que a veces tenemos y por el sistema en que estamos insertos, que a
menudo nos juega en contra. Como profesores estamos lejos de sentirnos felices
en nuestro trabajo. Entonces… ¿Cómo podemos esperar que los niños estén felices y aprendan a ser felices?
“Los
profesores felices cambiarán el mundo”, sostiene el Maestro Budista Thich Nhat
Hanh, de quien he sacado parte de la inspiración de este libro.
Hay una
dimensión espiritual – no necesariamente religiosa - que requerimos para transformar las escuelas,
porque - para esto - debemos también cambiar las personas que hoy somos y las
que están a nuestro alrededor. Nuestra
misión como directivos y profesores no es sólo transmitir conocimientos, sino
formar personas. Personas seguras de sí mismas, alegres y, por qué no, felices.
Un
primer paso para hacer bien eso puede ser
compartir más, conversar más, apoyarnos más unos a otros. Si no
cambiamos nuestras prácticas laborales, las formas de trabajar juntos, de relacionarnos,
de reunirnos, saludarnos, de enseñar y de escucharnos, ¿cómo vamos a cambiar
los modos en que hacen eso nuestros estudiantes?
A estas
cosas apunta este libro, cómo parte de
la tarea de transformar escuelas.
Es el
inicio de un camino. No una conclusión, ni cierre.
Resumo
entonces con las tres palabras que más tengo en mi corazón hoy: primero, con-versemos
más de nuestros esfuerzos, sueños y dificultades; démonos el tiempo, busquemos
medios nuevos para esto. Cómo soy un hombre práctico - empresario al fin –
tengo intención de crear un Grupo de WS de Directores y Directoras lectores de este libro donde conversemos.
Cuéntenme a la salida quienes se interesen.
Segundo,
intercambiemos más experiencias y lo cotidiano de vivir nuestros esfuerzos por
ser más efectivos y felices en nuestro trabajo. No tanto hablar de ideas, teorías, o propuestas educacionales macro económicas, políticas, o institucionales.
Y
tercero, agradezcamos y celebremos todo
lo positivo que hemos avanzado como personas y como país en materia de
educación y también en otras áreas.
Termino agradeciendo a algunos de los tantos que me ayudaron con
este libro. A Marco Antonio Coloma, mi editor. A las directoras, profesores y mis
socios en los dos colegios subvencionados en que participo. A todos nuestros colaboradores
de la empresa de asesoría educacional y la Fundación Master7. A su fundadora, Andrea con quien he
compartido este sueño por mejorar escuelas. Y sobre todo a mi esposa,
Alejandrina y mis hijas, que me han
acompañado en esta incursión azarosa por
el mundo de la educación.
viernes, diciembre 01, 2017
Mis dilemas como demócrata cristiano este diciembre
Ernesto Tironi B.
1-12-17
La evolución política de Chile en los últimos diez años, y especialmente el Gobierno de Bachelet 2, me ponen en un dilema ante esta segunda vuelta presidencial que intento comprender y explicar en esta nota. Comparto esta reflexión para invitar a otros a hacerlo, a entregarme observaciones que puedan enriquecer mi mirada y, para tal, vez ayudar a otros decidir.
Enfrento tres dilemas relacionados: Votar por Guillier o Piñera, declarar o no públicamente una opción distinta al apoyo del PDC al candidato de la Nueva Mayoría y renunciar o no al Partido Demócrata Cristiano (PDC). Para optar prefiero partir por lo esencial: ¿qué busco?, ¿qué considero lo mejor para Chile? ¿Qué aportará más a lo que estimo mejor?
Mi respuesta es que me interesa e importa mucho el desarrollo de Chile con paz, equidad y unidad nacional, expandir su democracia y el bien-estar de todos los chilenos. Por eso estudié economía y he trabajado en asuntos públicos medio siglo.
¿Quién me da más confianza hoy que buscará y conseguirá avanzar más en esa dirección, Guillier o Piñera? Parece que Piñera, porque Guillier pretende continuar básicamente con un gobierno, como el de Bachelet 2, que a mi juicio ha generado más desunión, polarización y poco desarrollo productivo sostenible. En vez de mejorar la educación, escogió estatizarla. En vez de expandirla al sector pre-básico donde sería más equitativo y beneficioso, escogió hacerla gratuita para los universitarios. En vez de crear nuevos y mejores empleos, los trasladó al Estado. En vez de modernizar el Estado, lo expandió bajo una estructura anticuada. Más Nueva Mayoría plantea el riesgo de hacerle daño a Chile. Más aún con sus nuevos aliados más a la izquierda y con el menor contrapeso de la DC. Pienso que un gobierno de Piñera tiene menos ese riesgo, y hay indicios de podría tener un mayor énfasis en la equidad que en su primera experiencia.
Pero declarar públicamente que no votaré por el candidato escogido por los actuales dirigentes DC, me significaría la expulsión del partido. Entonces necesito plantearme, ¿Es un costo que vale la pena pagar? Y esta pregunta me remite a, ¿Para qué he militado en un partido político y por qué el Demócrata Cristiano?
El PDC ha sido para mí sobre todo un medio para servir a Chile de la manera que he considerado mejor. He buscado eso junto con otros, participando en instituciones, creando otras y formando comunidades.
Estoy asociado con la DC desde hace 50 años, cuando en 1967 me apoyó como candidato a presidente del Centro de Alumnos de Economía de la Católica contra un postulante de derecha que ganó. Entré a militar formalmente hace 32 años. Hoy estoy considerando renunciar, porque al parecer me restringe más de lo que me permite ser y hacer.
Estar en la DC en el pasado me hacía sentir acompañado por un grupo grande trabajando por ideales comunes que nos unían. ¿Es así todavía hoy? Bastante poco, tendría que responderme. Hoy hay tantas divisiones y descalificaciones internas que el partido no atrae a la gente y menos a la juventud.
Desde el punto de vista de valores e ideas, lo que me llevó a la DC es que proponía un camino intermedio entre el capitalismo extremo y egoísta que conduce a una sociedad desigual, y un socialismo estatista y totalitario que restringe la libertad personal. Hoy veo un partido que se vuelca demasiado hacia el estatismo y conoce poco el mundo de las empresas, lo apoya menos y desconfía de la libertad y del emprendimiento.
Veo que pasamos de un partido asociado principalmente con partidos social demócratas que habían realizado una autocrítica y se habían reformado, a juntarnos con un Partido Comunista cuya renovación no veo ni en materia de derechos humanos, de economía ni política internacional.
Conocí un partido formado por mucha gente idealista y responsable, que no buscaba primero empleos en el Estado ni figurar. Tuve la suerte de tener entre mis maestros a Ffrench-Davis, Foxley, Gabriel Valdes S. y Boeninger. No veo ese espíritu hoy. Hay demasiada gente motivada por conservar o lograr puestos en organismos estatales.
Participé en un partido que tuvo iniciativas como el Proyecto Alternativo, que congregó a centenares de profesionales en los 80s a proponer medidas para recuperar la democracia y realizar un programa de gobierno responsable, donde nos escuchamos con atención y respeto. No como en el Congreso Ideológico del 2007, donde bajo el amparo de actuales dirigentes, la Juventud pseudoprogresista haciendo uso de violencia, impidió seguir sesionando a la Comisión de Educación y proclamó que el Partido estaba por el fin del lucro y de la educación particular subvencionada.
Dicho todo lo anterior, todavía no me decido a declarar formal y categóricamente que votaré por Piñera y que renuncio a la DC. ¿Qué me frena aún? No es una simple y livianamente criticable indecisión o tibieza. Miedo, tal vez. Sobre todo, me acongoja pensar que puedo contribuir a que se sienta triunfante una derecha que interprete una victoria de Piñera como respaldo para que Chile siga igual. O sea, que no hay que seguir haciendo al país más equitativo, que el desarrollo sea para todos, que haya servicios públicos de mejor calidad para los pobres, igual acceso a áreas verdes y plazas en Renca que en Vitacura, menos abusos y clasismo, más acogida a los inmigrantes, protección de los derechos humanos, mejor educación y salud, un Estado más ágil y eficaz, menos corrupción, etc. Todas las reformas necesarias para alcanzar esos propósitos, sin embargo, deben decidirse y aplicarse buscando acuerdos, con rigurosos estudios previos, con responsabilidad, minimizando las divisiones o conflictos y preservando siempre la unidad nacional. Tal vez sea más valioso nuestro rol y sea más escuchado aportando a que un Gobierno de Piñera se incline hacia esos propósitos, comparado con lo que podría ser escuchado en uno de Guillier para avanzar en eso bien.
Finalmente me frena también dejar la DC por la tristeza de constatar la pérdida de un hogar, un lugar desde el cual dimos luchas heroicas y victoriosas por el desarrollo, la unidad y la paz en Chile. Constatar que estoy de nuevo a la intemperie completa, como en aquellos tristes días de la historia nacional que tanto y tan bien trabajamos por superar.
Por eso, antes de decidir, como me propongo hacerlo antes del 8 de diciembre, subo esta nota a mi Blog e invito comentarios, aportes y más reflexiones.
Mision de la Democracia Cristiana hoy
Ernesto Tironi B.
1- Diciembre, 2017
Muchos se preguntan que hará la Democracia Cristiana después de la Primera vuelta Presidencial. Primero habría que precisar quién: la Directiva, los militantes o el numeroso grupo de simpatizantes (últimamente disminuidos) que han sido la mayor fortaleza DC: los independientes que habían votado por sus candidatos desde los años 90 y que se estiman en 1 millon de personas. Llamará la directiva a votar por Guillier? Libertad de accion? Por Piñera? Se dividirá el partido? Cómo? Con la expulsión de los minoritarios? Cuáles?
Por entretenido que pueda ser para algunos, especialmente para los periodistas, especular sobre esas preguntas, no me parece que sea el ejercicio más valioso que hacer. Mucho más interesante me parece preguntarse que es lo que necesita Chile en esta hora, el fin de esta década y la próxima, y cómo lograrlo.
Mi respuesta es que Chile necesita por sobretodo superar sus divisiones, desconfianzas y recuperar su confianza en sí mismo y en su capacidad de progresar en paz y con equidad. Para lograr eso lo primero es quererlo, enseguida creer que es posible, y tercero tenerse confianza en poder conseguirlo. Esto se parece bastante al camino seguido por Chile para recuperar la democracia. Eso también contempló un largo esfuerzo para superar divisiones, conflictos y hasta profundos odios del pasado. Luchar por lo posible, junto con el máximo de los demás compatriotas. No por un ideal maximalista y totalizante, cerrado, del todo o nada, en lucha con todos los que se opongan a esa visión integrista ideal.
Para esa tarea, la experiencia, capacidad y posición de la DC es insustituible. Es por lo tanto su responsabilidad y su deber asumirla para ser fiel a su historia y al propósito de sus fundadores. Es el mayor homenaje que se le puede hacer a ellos. En terminos políticos, significa retomar su postura de partido de centro, que no está en ninguno de los dos extremos, excepto en su capacidad de dialogar con ambos y de tomar con libertad, para apoyar, lo que considera mejor de cada uno.
Así mirado el panorama actual y el que se avecina, la DC tiene más bien una oportunidad que un dilema o encrucijada fatal. Tiene la gran oportunidad de retomar la forma de actuar en que más a servido a Chile. Y eso le da una misión de alto vuelo. Una responsabilidad que cumplir tanto desde el gobierno como de la oposición. Tiene un rol digno y de gran trascendencia. Donde no queda espacio para las cosas que dividen internamente. La grandeza de su misión fuera del partido, en el país, para la gente, debiera minimizar las divisiones internas y las miradas introspectivas. Para estar a la altura de su misión debe dar el ejemplo.
Este curso de acción confiere sentido y proyecta además el valiente esfuerzo de levantar una candidatura presidencial propia, noblemente ejercida por Carolina Goic.
Las condiciones políticas internacionales y nacionales posteriores a esta elección presidencial de 2017, probablemente serán propicias además para que la Democracia Cristiana cumpla ese rol. Obsérvese lo que ha ocurrido en España, con la fragmentación de los dos grandes bloques que dominaron la escena por tantos años. Y más recientemente en Francia con Macron, donde el Partido Socialista casi ha desaparecido, junto con varios otros. En Chile, por su parte, todo indica que habrá un ganador sin mayoria absuluta en el parlamento. Y habrá sectores perdedores que se fragmentarán y alejarán entre sí impulsados por reproches mutuos y el cobro de cuentas. La DC puede elegir no caer en eso si se inspira en su más profunda razón de ser.
No tiene por qué llamar a votar por uno ni por otro candidato en la segunda vuelta. Ni negociar puntos de los programas presidenciales. Tiene que declarar que seguirá las causas del progreso económico y social de Chile con libertad y equidad. Apoyará las medidas de cualquiera que impulse eso, y pondrá sus equipos humanos y profesionales a seguir trabajando para hacer de Chile un mejor país para todos.
SOBRE MI
LIBRO TRANSFORMAR ESCUELAS: Gestion y coaching.
RESPUESTA
A ENTREVISTA DE
EL MERCURIO, 16 Nov 2017
Preguntas
de periodista Margherita Cordaro:
- Las
palabras gestión y coaching no suelen asociarse al área educativa. ¿Cómo y
por qué optas por involucrarlas dentro de ese contexto?
- Hablar
en términos económicos sobre la educación hoy parece algo tabú en Chile,
país que discute la validez del lucro dentro de este contexto. ¿Es esta
una relación conceptual negativa, bajo tu visión?
- El
resumen del libro plantea que este “propone orientaciones prácticas para
transformar a los establecimientos educativos en un mejor espacio de
aprendizaje”. ¿Podrías dar algunos ejemplos concretos de cómo hacerlo?
- En
relación a la pregunta tres: ¿cómo lograrlo en el caso de la convivencia?
- ¿Se
tratan estas transformaciones de procesos de largo o corto plazo?
- ¿Estas
orientaciones surgen de experiencias concretas que se han podido
monitorear? ¿Se cuenta con casos empíricos?
- ¿Están
las orientaciones que propones relacionadas con la disponibilidad de
recursos del establecimiento?
- ¿Cómo
deben las escuelas medir el éxito de las orientaciones que propones?
1.- Las escuelas son también organizaciones y parte de
un sistema que se necesita gestionar. El Desarrollo Organizacional es una
disciplina que tiene mucho que aportar a las escuelas.
Las escuelas están formadas por personas que trabajan
mejor si se relacionan bien entre sí y están continuamente aprendiendo; a
eso aporta una gestión de personas moderna. Y en ellas cada vez más se habla de
líderes con competencias de coach; gerentes coaches en el caso de empresas. Yo
planteo que los Directores de Escuelas prueben de desarrollar competencias de coach,
haciéndose cargo de generar las emociones y estados de ánimo conducentes
al aprendizaje en las escuelas, de practicar la escucha en profundidad y
gestionar otros determinantes ocultos del comportamiento humano.
2.- En el libro no hablo en términos económicos de la
educación. Y en el tema del lucro no me meto ni me voy a meter porque es
algo inconducente. Desvía de lo esencial, que es el aprendizaje y bien-estar de
estudiantes y docentes.
3.- Sí. En el libro incluyo ejercicios prácticos para
generar capacidad de escucha, para darse cuenta que todos somos observadores
del acontecer, diferentes y legítimos. Por eso cuando decimos algo no todos
entienden lo mismo. Que tenemos historias, contextos y emociones que son
determinantes de nuestro comportamiento y de nuestra capacidad de aprender y de
enseñar. Que las emociones a partir de las cuales hablamos afectan cómo
somos escuchados y cómo escuchamos a los otros. Y esto condiciona las
relaciones. Por ejemplo, que si un estudiante dice que no se siente escuchado
por su profesor, difícilmente le va a prestar atención y no va a aprender de
él. Lo mismo puede ocurrir entre un docente y el Director del establecimiento.
Sirve mucho tomar consciencia de estos aspectos y considerarlos.
4.- La convivencia se mejora con escucha, respeto y
humildad. Indagando en las inquietudes, miradas e interpretaciones que tiene el
o la otra. Para eso se necesita humildad. Para partir de que yo no sé
mejor que el otro lo que él debe hacer. Y si quiero algo de él, le pregunto,
lo escucho con respeto y, a partir de eso, avanzamos juntos.
5.- Estas transformaciones son de corto, mediano y largo
plazo. Educar es un proceso de años. Por eso es necesario ponerse metas,
ser persistente, ir midiendo los avances. Pero también es posible lograr
progresos significativos en plazos de 4 a 6 meses. He participado en Programas
de Formación de equipos directivos de escuelas que en ese plazo han mejorado
significativamente sus relaciones y efectividad.
6.- Sí. He participado en varios Programas
de Formación de Directivos escolares con Rafael Echeverría. El último con
la Fundación Belen Educa, donde se hicieron encuestas y mediciones de
resultados muy favorables obtenidos en poco tiempo. Pero no sin un
trabajo intenso, serio y profundo. Es que para que cambien las escuelas,
tenemos que cambiar las personas, y primero las con mayor autoridad:
director, jefes, coordinadores, sostenedores. Los estudiantes ven eso, y les
atrae.
7.- La disponibilidad de recursos económicos no es lo
esencial para estos cambios. Lo fundamental es la disposición personal y
anímica de los directivos primero y de los profesores después. SE necesita
apertura y disposición a probar algo nuevo. Y respeto por parte de los
promotores de transformaciones. Sí se necesitan instructores bien formados.
8.- Los establecimientos deben medir siempre si están
consiguiendo lo que se proponen. Medir los resultados de aprendizaje, valores y
bienestar alcanzado. No sólo el Simce, pero también el Simce. Se puede medir
preguntando: con encuestas simples, pero bien hechas y periódicas. Y no
medir sólo si se aplicaron o no ciertos programas, técnicas o medios, sino los
resultados alcanzados con ellos.