SOBRE MI
LIBRO TRANSFORMAR ESCUELAS: Gestion y coaching.
RESPUESTA
A ENTREVISTA DE
EL MERCURIO, 16 Nov 2017
Preguntas
de periodista Margherita Cordaro:
- Las
palabras gestión y coaching no suelen asociarse al área educativa. ¿Cómo y
por qué optas por involucrarlas dentro de ese contexto?
- Hablar
en términos económicos sobre la educación hoy parece algo tabú en Chile,
país que discute la validez del lucro dentro de este contexto. ¿Es esta
una relación conceptual negativa, bajo tu visión?
- El
resumen del libro plantea que este “propone orientaciones prácticas para
transformar a los establecimientos educativos en un mejor espacio de
aprendizaje”. ¿Podrías dar algunos ejemplos concretos de cómo hacerlo?
- En
relación a la pregunta tres: ¿cómo lograrlo en el caso de la convivencia?
- ¿Se
tratan estas transformaciones de procesos de largo o corto plazo?
- ¿Estas
orientaciones surgen de experiencias concretas que se han podido
monitorear? ¿Se cuenta con casos empíricos?
- ¿Están
las orientaciones que propones relacionadas con la disponibilidad de
recursos del establecimiento?
- ¿Cómo
deben las escuelas medir el éxito de las orientaciones que propones?
1.- Las escuelas son también organizaciones y parte de
un sistema que se necesita gestionar. El Desarrollo Organizacional es una
disciplina que tiene mucho que aportar a las escuelas.
Las escuelas están formadas por personas que trabajan
mejor si se relacionan bien entre sí y están continuamente aprendiendo; a
eso aporta una gestión de personas moderna. Y en ellas cada vez más se habla de
líderes con competencias de coach; gerentes coaches en el caso de empresas. Yo
planteo que los Directores de Escuelas prueben de desarrollar competencias de coach,
haciéndose cargo de generar las emociones y estados de ánimo conducentes
al aprendizaje en las escuelas, de practicar la escucha en profundidad y
gestionar otros determinantes ocultos del comportamiento humano.
2.- En el libro no hablo en términos económicos de la
educación. Y en el tema del lucro no me meto ni me voy a meter porque es
algo inconducente. Desvía de lo esencial, que es el aprendizaje y bien-estar de
estudiantes y docentes.
3.- Sí. En el libro incluyo ejercicios prácticos para
generar capacidad de escucha, para darse cuenta que todos somos observadores
del acontecer, diferentes y legítimos. Por eso cuando decimos algo no todos
entienden lo mismo. Que tenemos historias, contextos y emociones que son
determinantes de nuestro comportamiento y de nuestra capacidad de aprender y de
enseñar. Que las emociones a partir de las cuales hablamos afectan cómo
somos escuchados y cómo escuchamos a los otros. Y esto condiciona las
relaciones. Por ejemplo, que si un estudiante dice que no se siente escuchado
por su profesor, difícilmente le va a prestar atención y no va a aprender de
él. Lo mismo puede ocurrir entre un docente y el Director del establecimiento.
Sirve mucho tomar consciencia de estos aspectos y considerarlos.
4.- La convivencia se mejora con escucha, respeto y
humildad. Indagando en las inquietudes, miradas e interpretaciones que tiene el
o la otra. Para eso se necesita humildad. Para partir de que yo no sé
mejor que el otro lo que él debe hacer. Y si quiero algo de él, le pregunto,
lo escucho con respeto y, a partir de eso, avanzamos juntos.
5.- Estas transformaciones son de corto, mediano y largo
plazo. Educar es un proceso de años. Por eso es necesario ponerse metas,
ser persistente, ir midiendo los avances. Pero también es posible lograr
progresos significativos en plazos de 4 a 6 meses. He participado en Programas
de Formación de equipos directivos de escuelas que en ese plazo han mejorado
significativamente sus relaciones y efectividad.
6.- Sí. He participado en varios Programas
de Formación de Directivos escolares con Rafael Echeverría. El último con
la Fundación Belen Educa, donde se hicieron encuestas y mediciones de
resultados muy favorables obtenidos en poco tiempo. Pero no sin un
trabajo intenso, serio y profundo. Es que para que cambien las escuelas,
tenemos que cambiar las personas, y primero las con mayor autoridad:
director, jefes, coordinadores, sostenedores. Los estudiantes ven eso, y les
atrae.
7.- La disponibilidad de recursos económicos no es lo
esencial para estos cambios. Lo fundamental es la disposición personal y
anímica de los directivos primero y de los profesores después. SE necesita
apertura y disposición a probar algo nuevo. Y respeto por parte de los
promotores de transformaciones. Sí se necesitan instructores bien formados.
8.- Los establecimientos deben medir siempre si están
consiguiendo lo que se proponen. Medir los resultados de aprendizaje, valores y
bienestar alcanzado. No sólo el Simce, pero también el Simce. Se puede medir
preguntando: con encuestas simples, pero bien hechas y periódicas. Y no
medir sólo si se aplicaron o no ciertos programas, técnicas o medios, sino los
resultados alcanzados con ellos.
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