LANZAMIENTO DE
LIBRO “TRANSFORMAR ESCUELAS”
PALABRAS DEL AUTOR
Ernesto Tironi
MIE. 22
NOV. 2017
Quiero
agradecer en primer lugar la presencia de cada uno de ustedes aquí hoy.
Lo
interpreto como una muestra de afecto
que valoro mucho. Y también como expresión del gran
interés e inquietud
por este tema, tan crucial para nuestro país: la calidad de la educación
que estamos entregando en nuestras escuelas y nuestra calidad de vida en ellas. Postulo aquí que ambos temas están muy
relacionados.
Agradezco
también los comentarios de cada uno de los presentadores, Mariana Aylwin,
Harald Beyer y José Joaquin Brunner,
hechos a pesar de sus ocupadas agendas de
esta última semana con la elección presidencial.
Celebro
mucho cada una de sus observaciones críticas. Porque como digo por ahí en el
libro, lo que más busco con él no es
presentar una nueva teoría sobre la educación.
Menos todavía una pan-acea (palabra
del griego pan= todo, y akos= remedio o terapia), o sea, no
busco “un remedio que cura todos los males”.
Tampoco una fórmula infalible.
Busco
sobre todo extender o generar una con-versación. En el sentido que usa esta palabra Maturana:
de la raíz VERSARE (de versátil) =
CAMBIAR y CON =
JUNTOS, cambiar juntos. ¿Cómo?
Conversando más entre nosotros de estos temas: de la gestión de
escuelas. Una conversación abierta, franca, honesta y profunda. No sólo de ideas, teorías o técnicas para
mejorar la educación, sino de nuestras EXPERIENCIAS en este trabajo. Lo que nos pasa, lo que nos
resulta y No nos resulta, lo que nos duele, nos hace sufrir y lo que también nos
alegra. Como lo que me contó la Directora del Colegio Santa Barbara este
domingo, la Anita, de que había llegado a votar un ex -alumno que
hoy era Constructor Civil recibido. Su
cara de alegría y orgullo al contarme, era una inmensa retribución que se hacía a sí
misma, y a mí.
¿Por
qué puede ser importante con-versar? Primero,
para que directores y directoras de escuelas estén
menos sólas. Para compartir dificultades
y sueños. Para sentirse con menos
inseguridades y dudas sobre sus
complejas responsabilidades. Para apreciar que a más personas en esos cargos le
ocurren cosas parecidas, y que algunos encuentran maneras eficaces de abordar esas dificultades.
Sabemos
que en nuestros niños de hoy existe mucho sufrimiento. Eso a menudo ocurre
porque sus padres sufren. No se entienden entre sí. Tampoco con sus hijos. Hay incomunicación, lejanía.
Eso genera en ambos un vacío, frustración. Una soledad en los niños, que tratan
de llenar viendo televisión, con juegos
violentos, con bullying, chateando y a veces después, con pornografía y, algunos, con drogas.
Este
sufrimiento y vacío en los jóvenes hace la enseñanza mucho más difícil hoy.
¡Uds
saben bien esto!
Nosotros,
directivos y profesores, también tenemos su cuota de sufrimiento. Tratamos de hacerlo lo mejor posible, pero no
siempre nos resulta. Por los jefes o
colegas que a veces tenemos y por el sistema en que estamos insertos, que a
menudo nos juega en contra. Como profesores estamos lejos de sentirnos felices
en nuestro trabajo. Entonces… ¿Cómo podemos esperar que los niños estén felices y aprendan a ser felices?
“Los
profesores felices cambiarán el mundo”, sostiene el Maestro Budista Thich Nhat
Hanh, de quien he sacado parte de la inspiración de este libro.
Hay una
dimensión espiritual – no necesariamente religiosa - que requerimos para transformar las escuelas,
porque - para esto - debemos también cambiar las personas que hoy somos y las
que están a nuestro alrededor. Nuestra
misión como directivos y profesores no es sólo transmitir conocimientos, sino
formar personas. Personas seguras de sí mismas, alegres y, por qué no, felices.
Un
primer paso para hacer bien eso puede ser
compartir más, conversar más, apoyarnos más unos a otros. Si no
cambiamos nuestras prácticas laborales, las formas de trabajar juntos, de relacionarnos,
de reunirnos, saludarnos, de enseñar y de escucharnos, ¿cómo vamos a cambiar
los modos en que hacen eso nuestros estudiantes?
A estas
cosas apunta este libro, cómo parte de
la tarea de transformar escuelas.
Es el
inicio de un camino. No una conclusión, ni cierre.
Resumo
entonces con las tres palabras que más tengo en mi corazón hoy: primero, con-versemos
más de nuestros esfuerzos, sueños y dificultades; démonos el tiempo, busquemos
medios nuevos para esto. Cómo soy un hombre práctico - empresario al fin –
tengo intención de crear un Grupo de WS de Directores y Directoras lectores de este libro donde conversemos.
Cuéntenme a la salida quienes se interesen.
Segundo,
intercambiemos más experiencias y lo cotidiano de vivir nuestros esfuerzos por
ser más efectivos y felices en nuestro trabajo. No tanto hablar de ideas, teorías, o propuestas educacionales macro económicas, políticas, o institucionales.
Y
tercero, agradezcamos y celebremos todo
lo positivo que hemos avanzado como personas y como país en materia de
educación y también en otras áreas.
Termino agradeciendo a algunos de los tantos que me ayudaron con
este libro. A Marco Antonio Coloma, mi editor. A las directoras, profesores y mis
socios en los dos colegios subvencionados en que participo. A todos nuestros colaboradores
de la empresa de asesoría educacional y la Fundación Master7. A su fundadora, Andrea con quien he
compartido este sueño por mejorar escuelas. Y sobre todo a mi esposa,
Alejandrina y mis hijas, que me han
acompañado en esta incursión azarosa por
el mundo de la educación.
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