Desarrollo y Emprendimiento

Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.

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Nombre: Ernesto Tironi
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.

jueves, diciembre 15, 2005

Un Programa para mejorar la calidad de la educación en Chile

Hay consenso en Chile sobre la prioridad de mejorar la calidad de la educación en todos nuestros colegios, y muy especialmente en los municipales y particulares subvencionados de comunas pobres. La gran pregunta es, ¿Cómo hacerlo?

Hace casi cinco años me convertí en sostenedor de un colegio particular subvencionado en una comuna de bajos ingresos de Santiago. Los socios nos propusimos mejorar sustancialmente la calidad de la educación que allí se entrega. Desde esa posición y perspectiva he reflexionado, estudiado y tomado medidas para lograr esa meta.

Me han pedido compartir lo que he aprendido, especialmente respecto al rol que cumple y debería cumplir el sector público y el Ministerio de Educación.

Mi conclusión principal es que propondría cambiar bastante, pero no traumáticamente, la organización de la educación escolar chilena. Cambiaría el concepto básico en que se funda el actual sistema público, cual es que el Ministerio de Educación se concentra principalmente en controlar lo que hacen los colegios y en diseñar y promover Programas que intentan mejorar la forma como ellos enseñan.

Por su parte los colegios subvencionados tienden principalmente a ejecutar eso que el Ministerio dicta para “cumplir con el Ministerio”. El rol de las Municipalidades, por su parte es “administrar” los colegios (pagar sueldos, etc.) bajo pautas y con fondos que le da el Ministerio.

El foco del Ministerio está en el control de los colegios o sus directivos. Eso se aprecia en la cantidad de Circulares que envía cada Director Provincial a cada colegio. Los directores de colegios están tapizados de papeles del Ministerio y pierden días enteros en contestar cuestionarios. Para los directores de colegios la mayoría de los informes que les pide el Ministerio son inútiles.

La atención del Ministerio debiera trasladarse a los alumnos; en particular a evaluar el aprendizaje que está alcanzando cada alumno; en el desempeño o resultados alcanzados por él o ella. No focalizarse en introducir programas que los colegios “debieran” poner en práctica y tampoco en métodos pedagógicos. Debe concentrarse en medir resultados, en el aprendizaje.

Cambiar el foco desde “el colegio” al desempeño de los alumnos es un modo de revalorar el rol que desempeña el profesor, cada profesor individual.

Hoy la mayoría de los profesores se notan “arrinconados”. Tremendamente defensivos ante los sostenedores o dueños de los colegios (sean privados o municipalizados) y ante los directores de ellos. También defensivos ante los apoderados y ante la sociedad entera.

Eso no puede seguir.

Para que no siga es necesario comprenderlo e incluso aceptar que ocurre así. ¿Y cómo no va a ocurrir si aparecen “acusados” en los diarios, la radio y otros medios de que hacen mal su trabajo?

Es exactamente lo contrario de cómo se sienten los empresarios y trabajadores de las industrias de la fruta, del vino, de los salmones y de otros sectores en que Chile es exitoso.

Debiéramos encontrar medios para cambiar el estado de ánimo de los profesores: de sentirse víctimas a sentirse protagonistas de una obra prioritaria y valorada por todos.
El modo de cambiar ese estado de ánimo es logrando el compromiso de ellos – los profesores y profesoras - con subir en una medida sustantiva y cuantificable el desempeño educacional de sus alumnos. Por ejemplo, elevar al menos 10% el puntaje obtenido por éstos en la Prueba Internacional TIMMS que se tomará en 3 o 4 años más.

Sé que me pueden acusar de simplista y reduccionista.

Pero necesitamos focalizar esfuerzos.

¿Porqué no hacer en educación lo que se hizo en la economía chilena los últimos 30 años?

Todavía no somos un país desarrollado, pero nos hemos acercado bastante. Una forma de apreciarlo es ver cómo era Chile comparado con Perú, Argentina o Venezuela hace 20 o 30 años. ¡Cuánto mejor está este país en muchas materias como infraestructura, ingresos, acceso a telefonía, consumo de bienes, acceso a la cultura, etc.! ¿Porqué no proponerse lograr algo semejante en materia de educación en la próxima década?

Para eso el cambio que propongo es que el Ministerio, junto con evaluar los conocimientos adquiridos por los alumnos en cada colegio, se encargue de informar de ello con detalle a los apoderados. Éstos deben hacerse más responsables de lo que aprenden o no sus hijos e hijas. Así los apoderados – mejor informados por el Ministerio – escogerán para ellos los colegios que les enseñen mejor. Aquellos que no entreguen un servicio de calidad tendrán que cerrar por falta de alumnos o porque el Ministerio les caducará su licencia para operar si no alcanza un estándar de desempeño mínimo.

Para hacer todo esto operativo propongo aplicar cuatro medidas muy específicas. Primero, hacer una Prueba Nacional SIMCE en todos los niveles escolares, enviando las notas a cada apoderado. Segundo, elevar la subvención. Tercero, haría otra Prueba Nacional a todos los profesores cada 3 años. Y cuarto, reduciría considerablemente el tamaño del Ministerio.

Doy por descontado que ya se habrá puesto en práctica la facultad de las corporaciones públicas para contratar y despedir a los Directores de colegios municipales, terminando con la inamovilidad de ellos y de los profesores.

La principal forma en que el Ministerio de Educación podría mejorar la educación es cerrando los colegios que tienen un bajo rendimiento y expandiendo los que tienen uno alto. ¿Cómo saber cuáles tienen ese buen o mal rendimiento? Haciendo Pruebas Nacionales externas iguales en todos los colegios del país en todos los niveles cada año. O sea, mucho más pruebas SIMCE. Y los colegios que por dos años seguidos saquen puntajes inferiores a cierto mínimo “se les pone tarjeta amarilla”. Si reinciden al tercer o cuarto año se debe proceder a cancelarles la subvención o cerrarlos. Pero además, y muy importante, el Ministerio les enviará las notas o puntajes que saca su hijo/a a cada apoderado por correo a su casa, con una hoja comparativa del puntaje de los 5 colegios más parecidos y cercanos al suyo que existan en la comuna o barrio donde habita.

En la carta que acompañe el resultado se debe estimular a los padres a poner a sus hijos en los colegios de mejor desempeño. Hoy existen tecnologías computacionales para hacer eso a mínimo costo y además se puede hacer por Internet. No les quepa duda que en poco tiempo veremos algunos colegios cerrándose por buenas razones. Pero, sobre todo, veremos a muchos sostenedores, directores y profesores esforzándose más y poniéndose al día en sus materias para que sus alumnos y cursos saquen mejores puntajes en la SIMCE.

Dar más recursos a los colegios, especialmente pobres, es también indispensable. Las pruebas internacionales revelan que los alumnos de nuestros colegios particulares aprenden mucho menos que en Malasia, para no compararnos con Alemania o Canadá. Y eso ocurre en colegios que operan con $130.000 o más por estudiante al mes. ¿Cómo pretendemos que aprenda lo suficiente un alumno de un colegio municipal o particular subvencionado que debe desenvolverse con $ 25.000 por alumno al mes? Propongo subir esto escalonadamente 15% en 4 años, a $ 29.000. En el caso de comunas pobres el mínimo lo elevaría en 30% a $ 33.000. Los colegios decidirían cómo gastan esos mayores fondos.

Cada vez surge más evidencia que la razón principal porqué los alumnos no aprenden lo que debieran, es porque sus profesores no saben suficientemente las materias que dictan o no saben enseñarlas.

Las SIMCE anuales para todos los niveles les inducirá a prepararse mejor. Sobre todo porque dejarán ser juez y parte. Al no ser ellos los que harán las pruebas, no decidirán qué materias preguntar a sus alumnos. Hoy si en Historia no alcanzan a pasar la “Caída del Muro de Berlín” porque ellos no lo estudiaron o se atrasaron en su programa, no preguntan de eso en la prueba. Pero con la SIMCE diseñada según las materias que deberían cubrir según el programa, quedará en evidencia la omisión de los profesores.

Pero además de esto, debiera hacerse cada cierto número de años una Prueba Nacional a todos los profesores acerca de las materias que enseñan. No para despedirlos si les va mal, sino sólo para tener un antecedente más para que ellos mismos sepan cuán bien preparados están o si deben actualizar sus conocimientos para desempeñarse mejor.

Finalmente, el personal del Ministerio de Educación debiera reducirse a un pequeño staff de alto nivel que subcontrataría mediante licitaciones las Pruebas SIMCE, las Pruebas Nacionales a Profesores, los servicios de corrección de pruebas, el envío de resultados y puntajes a apoderados, etc.

Esto último debería hacerse con un sistema Internet como el del Servicio de Impuestos Internos para la información de los apoderados, además del envío de información periódica por cartas. Debería darse incentivos además para que la mayoría de los actuales funcionarios se dediquen por su cuenta a asesorar colegios.

Ese sería un Ministerio de Educación para el siglo 21.


Texto de presentación en el Congreso Internacional de Educación 2005, Santiago, Chile,12-14 enero 2005 organizada por Fundación Los Robles y Revista Educar

Comentario a Neurólogo

Intento responder sus relevantes preguntas:Todas las escuelas educan a los menos favorecidos en inteligencia. ¿Porqué aparece Ud. implicitamente correlacionnando inteligencia con pobreza? El Proyecto de Ley y mis comentarios se refieren cómo hacer más eficiente la educación de los más pobres; esto es, que tienen menos libros en casa, ausencia de un lugar para estudiar, padres que no saben ni pueden ayudarles, etc. Se trata de compensar eso y no "inteligencia", "hiperactividad",etc. Para eso habrá otros instrumentos o medios pedagógicos.