El ejemplo de
vacunación chilensis
Ernesto Tironi B. 11-2-21
Me pregunto, ¿sería posible
aplicar a otras áreas de nuestra
sociedad la estrategia, organización y comportamiento social y personal tan
responsable que se está usando en la vacunación por Covid? ¿Qué hace que esto
lo estemos abordando tan bien técnicamente,
unidos entre todos, con cooperación y mucho menos críticas y
descalificaciones mutuas?
No soy tan ingenuo para pensar
que podríamos utilizar una organización tipo “Vacunación Covid” para redactar una nueva constitución o
corregir los descontentos expresados después del Estallido. No; éstos son procesos distintos. Pero, ¿en
qué son tan diferentes? ¿No habrá
algunos componentes importantes de la experiencia de la vacunación que sirvan
para abordar otros problemas que también nos afectan a todos los chilenos? Creo que la experiencia vacunación tiene
parecidos a la Teletón: une al país en torno a un propósito concreto y
común. ¿No señalará esto algunas pistas
hacia un estilo de hacer las cosas en el gobierno y la sociedad que se puede
replicar, mutatis mutandis, en otras áreas?
Me disculparán los más
pragmáticos y los economistas, pero estos tiempos de pandemias y estallidos
pueden ser oportunidades para dejarse soñar e innovar. Aquí va mi volada: pienso que hay algunos
problemas o necesidades específicas de
grupos grandes de nuestros conciudadanos que podrían abordarse con una
organización tipo “Vacunación Covid2021”. Son situaciones específicas que pueden verse
como enfermedades de nuestra sociedad que pueden arreglarse con campañas
masivas acotadas y en plazos de meses o máximo un par de años, para mantener así el foco y el vuelo (o
momentum). Tres ejemplos: 1)
Abordar la falta de áreas verdes o plazas cercanas a los hogares en las
poblaciones de grandes ciudades, especialmente aquellas tomadas por el
narcotráfico y la inseguridad por sitios eriazos y poca iluminación pública.
Esto afecta a varios millones de compatriotas.
2) El gran número de
casas rurales o pueblos chicos sin vidrios en las ventanas a pesar de los fríos
nocturnos en todo el país. 3) la falta de pavimentos en calles
principales de pueblos del norte y el sur que llenan de polvo las casas en
verano, y de barro en el invierno, con el paso de camiones madereros y otros
vehículos; lo mismo con la falta de veredas.
Para corregir deficiencias agudas como esas, bien podrían diseñarse
campañas parecidas a la realizada pàra la vacunación. Es decir, que un organismo especializado del Estado,
bien coordinado con otros de su sector y también con el aporte privado,
organice el trabajo a realizar para una reducción drástica de la insuficiencia
señalada. Organizarlo tipo “Campaña de
vacunación Covid”: planificar, precisar
los lugares donde se va a intervenir, calcular lo que se necesitará, determinar
los encargados de las construcciones, comprar los materiales por adelantado,
hacer la coordinación con las
municipalidades y finalmente poner fechas y realizar la obras convenidas en
cada lugar. Estos son sólo ejemplos, y
puede haber otros mucho mejores.
A lo que apunto con esta
reflexión no es intentar empujar una idea genial que sirva para resolver alguno
o gran parte de nuestros mayores problemas económicos o sociales. Lo que busco es que no perdamos la
oportunidad de valorar lo bueno que
somos capaces de hacer algunas veces. Y además pensar donde más podríamos usar
esas capacidades propias exitosas. Para
eso sugiero detenernos a observar qué
hicimos bien y cómo lo hicimos para que resultara exitoso. En otras palabras,
tomar consciencia de las capacidades propias que ya tenemos. Como la
planificación oportuna y no la improvisación;
el tener recursos ahorrados para comprar los materiales que se
necesitan; el tener organismos públicos
que funcionan (el de salud en el caso de la vacuna); organismos municipales que hacen lo mismo, y
la capacidad de coordinación entre entidades diferentes, incluyendo las
empresas privadas de servicios asociados
tan importantes como el transporte de insumos y personal hasta los lugares más
apartados del país. Todo esto supone relaciones
de confianza que fuimos capaces de construir, mantener u utilizar oportunamente. Y esto es producto de una tradición cultural
y de años y décadas de pasos históricos graduales dados uno después de
otro. ¿Se imaginan qué habríamos logrado
si para hacer lo que se logró con la vacunación hubiera sido necesario empezar
por un Proyecto de Ley que el Presidente
habría tenido que presentar al Congreso? Probablemente hoy todavía
estarían los parlamentarios discutiendo en una Comisión de la Cámara a dónde comprar
la vacuna.
En los tiempos que vivimos de reformas constitucionales y
elecciones presidenciales muy abiertas y anticipadas, creo que puede ser
importante que los candidatos tomen nota de la experiencia de esta
vacunación. Puede ser que la gente
espere hoy un nuevo estilo de gobierno
que muestre características como las que hemos resaltado: más orientado a soluciones específicas de
algunos problemas sociales antes que a
reformas de estructuras o refundación del sistema completo; más pragmático que
ideológico, más práctico que teórico. Puede ser valioso para los candidatos considerar
con seriedad y atención esta experiencia
cuando diseñen sus programas de gobierno.
Chile lleva 16 años alternando sólo dos estilos tradicionales y predecibles de gobierno que hoy parecen
agotados. La situación en la que estamos
tal vez abre la oportunidad de probar un estilo nuevo que nos permita trabajar
más unidos y con mejores resultados.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home