Estallido, Pandemia y
Gobierno
Ernesto Tironi B. 26-3-20
El virus logró detener las
manifestaciones del Estallido Social con una efectividad tan poco prevista como
el Estallido mismo. Así como éste nos sorprendió tanto por sus formas sin precedentes, lo imprevisto y
su envergadura, la pandemia del
coronavirus dejó chicos todos esos rasgos del estallido. Si algún dios o mortal
hubiera querido detenerlo, no podría haber encontrado una manera más eficaz que
la pandemia. O si el
mismo u otro dios hubieran querido
encontrar una mejor forma de rescatar el gobierno del Presidente Piñera, tampoco hubiera podido encontrar algo
mejor. ¿Por qué? ¿Puede durar? Veamos.
En lo inmediato, la pandemia
detuvo las manifestaciones porque impide la agrupación de personas sin
arriesgar la vida (ahora no por la policía).
También frenó, me imagino, las reuniones de las mesas sociales y de
todos los múltiples grupos, sean políticos,
anarquistas o narcos, que estaban organizadamente detrás del Estallido. Tal vez el hecho mismo que se
detuvieran las demostraciones es una comprobación de que había una organización
detrás.
Combatir una epidemia como esta,
para ser efectiva, requiere inevitablemente
una autoridad central y fuerte, que además cuente con facultades y recursos
materiales. Esa autoridad no puede ser
otra que un gobierno. Por lo tanto, por debilitado que hubiera parecido ese
gobierno hasta semanas atrás en Chile, la
pandemia hace que la gente lo requiera
para ordenar las cosas. Y Piñera como presidente podrá tener muchos defectos, pero no tantos
como para no ver esa necesidad y la
oportunidad que representa para él. Pero
es mucho más que eso. Las crisis y
emergencias son el tipo de cancha en que él mejor juega.
Así como lo hace Alexis Sanchez en una de fútbol y Carlos Peña en una sala de
conferencias, Piñera juega mejor que
nunca en terremotos y minas que atrapan gente. Por eso dejó su carrera de
economista para hacerse empresario y no charlista.
¿Significa lo anterior que la
pandemia salvó a Piñera? ¿Que su
gobierno salió del hoyo en que había caído y tendría un camino fácil y suave
hasta el final de su mandato? De ninguna manera, creo. Pero sí podría tener una enorme e inesperada
chance de terminar muchísimo mejor de lo que hubiera terminado sin esta crisis
sanitaria. Tanto como para incluso dejar a alguien de su lado como su sucesor
en la Moneda. Pero para lograrlo
necesitará habilidades nuevas y cumplir condiciones bien precisas y exigentes. ¿Cuáles podrían ser?
Estimo que tres: Primero, controlar la pandemia con relativo
éxito en Chile. Para eso no bastará el reconocimiento internacional, ni de la
OMS, la OPS ni la OECD; necesita el de la gente en la calle, en Santiago y
regiones. No un éxito en cifras, ni
absolutas, ni comparadas con otros países latinoamericanos, asiáticos o desarrollados. Un éxito en el
corazón y la apreciación de las personas.
Lo segunda sería que la economía no se deteriore tanto como para
que, cuando pase la epidemia, se
restablezca rápidamente la producción, las inversiones, las exportaciones, etc.
Y que en lo posible volvamos a crecer más que en el pasado reciente. El tercer
requisito es que el próximo año, el decisivo año eleccionario 2021, Chile
cuente con una economía mundial
favorable, donde se recupere la demanda y el precio del cobre, el resto
de nuestras exportaciones y que las
tasas de interés no se disparen.
De las condiciones
anteriores, la última depende poco de
Piñera, la segunda un tanto, y la primera mucho. Pienso que Chile va a salir
mejor parado de esta crisis sanitaria que la mayoría de los países de nuestro
nivel por varios motivos. Gracias nuestra antigua tradición de ciudadanos
relativamente serios, ordenados y responsables, que parece haber vuelto a salir a la superficie.
Ahora recordaremos que Chile tiene más cultura cívica de lo que hemos escuchado
últimamente. Además tenemos un sistema de salud, tanto público
como privado, reconocidamente eficiente a nivel internacional, por más reclamos
internos que tengamos. Por último Chile tiene instituciones que funcionan,
también a pesar de todo lo dicho esos meses. Esto incluye las policías,
aduanas, ministerios, etc. Un gobierno
entero que funciona, con gente capaz desde los niveles más altos a los más
modestos.
Sobre la condición de derrotar
la pandemia relativamente bien y que la población le atribuya ese mérito a
Piñera, probablemente dependerá sobre todo de que el Presidente asuma un estilo de más humildad y menos protagonismo.
Que no diga él mismo todo lo preparado que estaba y que se ponga más en un
segundo plano. Algunos indicios de esto podría haber en el nombramiento y rol que
ha dejado jugar a Mañalich. También dejar de cometer tantos errores comunicacionales;
tal vez hablando menos o no metiéndose en todo. Si se aleja más de la contingencia,
va a ser más posible que sus llamados a la unidad nacional y al trabajo colaborativo
sean más escuchados. Y no sólo por sus opositores, sino
hasta por sus partidarios, que
últimamente lo habían empezado a abandonar.
También podría ayudar aceptar que no tiene mayoría en este parlamento y dejar
de intentar sacar allí reformas
imposibles. Bastante pega habrá administrando las tareas básicas del gobierno,
mejorando la gestión y modernizando con
nueva tecnologías la atención de las oficinas y servicios públicos. Este podría ser su mayor legado.
Por último, el mundo que
tendremos después de la tormenta del coronavirus cambiará nuestra vida en
muchos ámbitos radicalmente y por décadas. Habrá un antes y un después, como lo
han destacado personalidades como Yuval Harari y T. Friedman en artículos
recientes. Los debates e
interpretaciones de nuestra crisis social chilensis
pueden quedar sin piso o con otro
muy diferente al que estábamos viendo hasta ahora. Estimo que por varios años
lo económico volverá a ser mucho más predominante, en especial para generar empleo. En consecuencia, la
necesidad de más inversión y de atraer
inversionistas extranjeros. El
crecimiento volverá a ser más importante que sólo distribuir mejor los
ingresos. Los empresarios entonces volverán a ser necesitados. Si éstos serían
los vientos que corren, ¿quién mejor que Piñera puede capitanear el bote
para que todos rememos para el mismo lado?
En síntesis, la pandemia le
ofrece al actual gobierno, y a Piñera en particular, una oportunidad única de
empezar de nuevo. Y no sólo a él. También a la élite política y empresarial
chilena hoy tan desprestigiada. Ser capaz de aprovechar esta oportunidad es el gran desafío. El resultado está por verse.
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