Filantropía Estructural para un modelo más equitativo
Filantropía Estructural para un modelo más
equitativo
Ernesto
Tironi 28-11-9
Frente
al Estallido Social de Octubre y las demandas por más equidad, han surgido
algunas voces planteando un involucramiento más sustantivo del sector privado.
Entre ellas, han sido particularmente elocuentes las de Andrónico Luksic y Jeannete
Von Wolfersdorff, directora de empresas y (hasta hace poco de la Bolsa de
Comercio de Santiago). La última no es persona que se quede en la teoría; es
esposa de Christoph Scheiss de la familia fundadora del Teatro del Lago de
Frutillar.
Ella ha sugerido que grandes empresarios
chilenos consideren la experiencia de EEUU y Europa con la filantropía, es
decir, con la práctica de donar partes sustantivas de su patrimonio para obras
benéficas. En EEUU hay una tradición extensa en la materia, como la Fundación
Ford, Rockefeller y muchas otras. Más recientemente están los casos del
billonario Warren Buffet y del conocido fundador de Microsoft, Bill Gates.
¿Sería concebible que en Chile personas
que conforman algunos de los mayores grupos económicos del país decidieran
hacer algo como esos magnates norteamericanos? ¿Y no sería ahora el momento
crucial para hacerlo, considerando todo lo que está en juego con la crisis de
violencia que afecta a Chile?
Me parece que pueden estar dadas las condiciones
en Chile hoy para ver innovadoras formas de filantropía masiva. Porque la
actual crisis nacional sorprende a los propietarios de los mayores grupos
económicos chilenos en una edad en que están a punto de jubilar, tal vez
haciéndose preguntas como ¿y qué más ahora?, o ¿ahora qué? Esto sucede en circunstancias de que tienen patrimonios
que superan los 1,000 o 2,000 o más millones de dólares, que superan con creces
lo que podrían gastar aunque se dieran la más lujosa vida hasta los 120 años de
edad. Y eso, aunque decidieran dejarle unos 100 millones de dólares a cada uno
de sus hijos, para que no tuvieran que estar preocupados de su vejez. Entonces,
¿No sería posible que alguna de esas personas
decidiera hacer algo como Bill Gates y decidir crear una fundación con
un patrimonio de algunas decenas o centenas de millones de dólares? ¿No sería acaso
este el mejor momento posible en toda la historia de Chile para emprender una iniciativa
como esta? La pregunta clave tal vez sea, ¿dedicar esa fundación a hacer qué?
Parecen
claras cuatro o cinco posibilidades. La primera podría ser una FONASA con
capital y gestión privada. Una segunda podría ser una Red de Farmacias de
Tercera Edad, que vendiera medicamentos típicos de personas mayores, que son
muy caros para el promedio de la población de esa edad. Como las nuevas farmacias
comunales, pero de propiedad y gestión de una fundación privada sin fines de
lucro creada por un millonario chileno. Una
tercera podría ser una Red de Policlínicos Comunales Privados. Por ejemplo, los
Policlínicos Mineros de La Pintana, Lo Hermida, Bajos de Mena, etc., de la
Fundación de un grupo minero. Una cuarta
fundación podría crear el Seguro para Enfermedades Catastróficas no GES, que el
parlamento todavía no aprueba. Y una quinta, especializarse en organizar,
construir y mantener nuevas Plazas Públicas en poblaciones sin áreas verdes
cercanas. Etcétera.
Los
beneficios de esta Estrategia No Estatal para más Equidad serían muchas. Primero, que no requieren aprobar ningún
dificultoso y demorado proyecto de ley. En consecuencia, gente en La Pintana y otras comunas pobres
podría ya estar viendo levantarse los muros de un primer nuevo policlínico en
su barrio dentro de dos o tres meses. Segundo, los costos de desarrollar esas
obras y su operación probablemente serán considerablemente inferiores al costo
que tendrían si fueran estatales. Tercero, tendrán un doble efecto redistributivo
dentro de la sociedad: primero, que los ingresos para financiar y operar esos
servicios vendrían exclusivamente del 1 o 2 por ciento más rico de la
población, y no de parte de la clase media e incluso más baja, como sería el
caso de financiarse con ingresos fiscales que incluyen el IVA y otros tributos.
El otro efecto redistributivo potente vendría de que los nuevos servicios se
localizarían donde efectivamente están los más pobres y no donde están los que
presionan más y mejor a los diputados o alcaldes, que no son siempre los más
necesitados. Un cuarto beneficio es que la provisión de servicios por parte de
una fundación privada en vez del Estado, limitaría el riesgo de corrupción y
contratación de personal más para hacer favores personales a amigos (como
ocurre por ejemplo en muchos servicios públicos, incluyendo a los asesores de
parlamentarios en el Congreso), que en función de la capacidad técnica de los
funcionarios para hacer bien su labor. Por último, estos servicios para
sectores más modestos competirían con los servicios estatales actualmente existentes
y, entonces, podrían elevar el standard
de calidad de estos últimos al permitirle a la gente comparar la atención de
uno y otro. Por ejemplo, la demora en la atención de salud que tiene un enfermo
en el Policlínico público comparado con el privado sin fines de lucro.
La
forma concreta de las Fundaciones que propongo no implicaría que los grandes
empresarios dejen de controlar el grupo de empresas que tienen. Eso se resuelve
simplemente con un contrato estableciendo
que las acciones propiedad de la Fundación votarán en las Juntas de
Accionistas de acuerdo a lo le señale expresamente el fundador de la
corporación sin fines de lucro. Así, los empresarios que establezcan estas
nuevas entidades de servicio social seguirán,
aportando su capacidad empresarial y directiva que tan valiosa ha sido
para el país.
¿Es
muy ilusorio que pueda darse un acto tan generoso de algunos grandes y exitosos
empresarios chilenos? ¿Cuáles serían los beneficios para ellos? Podrían destacarse
varios muy valiosos, pero prefiero ni mencionarlos para no despertar más
expresiones de desconfianza. No faltarán
los escépticos que digan que esto sería imposible. Otros pensarán que tal vez
lo harían por puro miedo de perderlo todo. Lo veo diferente. De ser posible algo parecido
a lo aquí propuesto, creo que vendrá de la propia reflexión de las personas que
lo hagan. De su darse cuenta que lo que han acumulado ha sido de la buena
fortuna que han tenido por el tiempo y lugar en que han vivido, además de sus
esfuerzos, riesgos tomados y visión. Si miramos bien, todos vemos que parte de
lo que somos y tenemos, ha sido gracias
a la comunidad – del Chile - en que vivimos. Y es tarea de todos crearla,
mantenerla y mejorarla.
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