Educación subvencionada en el mundo II
Educación subvencionada
en el mundo: Visión del Economist. (Parte II)
Ernesto
Tironi. Sep. 2019
Hace dos semanas
escribimos sobre el hecho de que la prestigiosa revista The Economist publicó hace poco un completo y profundo Reporte
Especial sobre las tendencias de la educación subvencionada en el mundo.
Sorprende la poca difusión y discusión que ese reporte ha tenido aquí pese a lo radical de la reforma chilena y el
intento de fundarla en las tendencias mundiales (Chile era una “anomalía retrógrada”). Por eso nos preguntamos, ¿El estudio del
Economist concluirá que la Reforma Chilena va en la línea correcta? Aquí
continúo con la conclusión de ese estudio. Cito textual e inextenso de su
resumen editorial:
“En todo el mundo en desarrollo, la gente
quiere más y mejor educación de la que provee el gobierno (subrayados míos). Donde las ciudades están creciendo a altas velocidades,
el sector privado está cubriendo esa necesidad. En India, el sector privado
educa casi a la mitad de todos los niños, en Pakistán más de un tercio, y en
ambos países el sector estatal se achica. Incluso en lugares donde el Estado lo
hace bastante bien, como Asia del Este, la gente más rica todavía quiere mejor
escolaridad para sus hijos que aquella que obtienen las masas. Así, Vietnam,
que tiene un sobresaliente sistema de educación estatal para ser un país pobre (medido
por su desempeño en la Prueba Pisa de la OECD), también tiene un sector privado
que crece más rápido que el estatal”.
“De muchas maneras, esta es una cosa excelente, porque
el mundo está obteniendo más y mejor educación escolar. En los países ricos,
después de tomar en consideración o ajustar por el background cultural y
habilidades de estudiantes que están en escuelas privadas, los resultados de
sus exámenes son parecidos a los del sector estatal. Pero en los países en
desarrollo las escuelas privadas son mejores y mucho más eficientes. Un estudio
de ocho estados de India encontró que, en términos de resultados de aprendizaje
por rupia invertida, las escuelas privadas eran entre 1,5 y 29 veces más
eficientes que las estatales”.
“Pero las escuelas privadas también elevan la
desigualdad. Tienden a seleccionar estudiantes según su ingreso, acarreando a
los mejores alumnos hacia mejores colegios que potenciarán sus chances (ya de
partida superiores), mientras los peores alumnos van hacia colegios de
pacotilla que van a erosionar más sus escasas posibilidades. Este es el motivo
porque algunos gobiernos están aproblemados con el auge de la educación
privada. Otros motivos son menos merecedores de crédito: que los sindicatos de
profesores tienden a oponerse a ella (y a menudo tienen gran influencia en los
gobiernos), que su crecimiento reduce el poder de los políticos. Así es que,
por buenas y malas razones, los gobiernos están apretando a las escuelas
privadas, prohibiendo utilidades, poniendo topes o bajando copagos (de las
familias) y usando regulaciones para cerrarlas o hacerles la vida difícil”.
Y agrega el Economist, “Los gobiernos están en lo
correcto al preocuparse sobre la contribución de la educación privada a la
desigualdad, pero están equivocados en desalentar su crecimiento. La libertad de cada persona para gastar
su dinero en mejorar el potencial de sus hijos es una libertad fundamental. Ya
sea que los gobiernos formalmente la permitan o no, las personas encontrarán
las maneras de comprar educación privada, ya sea con tutores fuera de las
escuelas o elevando el precio de las viviendas cercanas a buenas escuelas
estatales”.
“Los gobiernos deberían más
bien enfocarse en mejorar el sector estatal, reproduciendo en ellos las
virtudes del sector privado.
Dar mayor libertad del poder de los profesores y sus sindicatos para una
administración independiente (de las escuelas), está en la raíz del desempeño
superior y más alta eficiencia de los privados. Los gobiernos entonces debieran
hacer lo que más puedan para debilitar el poder de los sindicatos y darles a
los directores de escuela más autonomía para innovar y para despedir profesores
de bajo desempeño”.
“Para extender los beneficios de las escuelas
particulares más ampliamente, los gobiernos debieran trabajar con ellas,
pagando por le educación mediante vouchers que los apoderados puedan gastar en
escuelas privadas o pagándole a escuelas administradas privadamente para educar
niños financiados con fondos públicos (con subvenciones). Estos sistemas no siempre tienen éxito, pero Chile, Pakistan y Holanda
han demostrado que grandes, bien diseñados y bien administrados sistemas de
vouchers pueden funcionar bien. Los niños en Chile, cuyo completo sistema
escolar está basado en vouchers, lo hacen mejor que todos los otros países
latinoamericanos para los cuales la OECD tiene datos. Pero sistemas de
vouchers debieran limitarse a colegios no-selectivos y que no cobran
mensualidades adicionales a los apoderados; de lo contrario los gobiernos se
encontraran subsidiando a los a los más ricos e incrementando la desigualdad”.
“El mundo enfrenta muchos problemas. Los gobiernos
debieran dejar de comportarse como si uno de ellos fuera la educación
particular. Al contrario, ésta aumenta las probabilidades de encontrar soluciones.”
Quienes nos opusimos a
la reforma educacional de Bachelet2 no supimos decirlo tan bien. Tampoco dispusimos de los recursos para
investigar en profundidad en siete países de cinco continentes y resumir los
resultados tan bien como lo hizo el Economist. ¿Será muy
tarde para tomarlo en cuenta para corregir lo mal hecho?
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