Una clave de esta presidencial
Ernesto Tironi B. 26-8-21
“Ya
están todos los pingos en el partidor”, habría dicho mi amigo hípico Edgardo
Boeninger ante la nueva fase en que entra la elección presidencial. El elenco
final de nueve se armó finalmente sin demasiadas sorpresas, pero variado. ¿A
quién favorecerá más para llegar a la segunda vuelta el abanico que se formó?
La
respuesta no es tan simple. Mirado el asunto desde un prisma político
tradicional de izquierdas y derechas, la llegada sobre la hora de MEO y
Provoste debiera restar votos a Boric. Si a esto se agregan los votos
independientes más radicalizados que se tenderían a ir a Ancalao, podría
peligrar incluso la llegada a segunda vuelta de Boric.
Pero
para Sichel el panorama también puede complicarse. Ahora no sólo serán los
partidarios de Kast los que le podrían quitar votos en la primera vuelta.
También puede sufrir erosión de votantes potenciales independientes jóvenes o
de edad mediana que pueden inclinarse por Parisi o Lorenzini.
Lo
anterior valdría, tal vez, desde la mirada más política. Sin embargo, las
preferencias pueden marcarse también por edades y ubicaciones sociales,
especialmente de los llamados grupos emergentes con trabajos independientes muy
variados.
Revisemos
algunos números. En la elección de hace cuatro años atrás votaron 6,7 millones
(m) de personas, el 47% de un padrón electoral de 14,3m. En primera vuelta
Piñera sacó 2,4m de votos y Guillier 1,5m. Los restantes 4 candidatos de centro
izquierda (excluyendo a Goic de la DC) sacaron 1,8m de votos y el de derecha
(Kast) 520.000. Por lo tanto, Guillier hubiera ganado por mucho si todos los
votos de Beatriz Sanchez y MEO hubieran ido para él, juntando así 3,3 millones
de votos contra sólo 2,9 de Piñera. Pero en la práctica no ocurrió así. Esos
votos no se trasladaron mayoritariamente a la izquierda en la segunda vuelta,
sino que a Piñera. La enseñanza que deja esto es muy simple e importante:
cuidado con mirar, planificar o calcular resultados de elecciones
simplistamente en términos de posiciones políticas. Esa es la mirada que tienen
quienes ejercen la profesión de políticos (léase parlamentarios y dirigentes)
así como los periodistas que transmiten lo que dicen ellos y hace poca
investigación más a fondo e independiente sobre los temas que cubren.
Además,
esta lección será muy distinta de las anteriores por otros motivos. Estará muy
marcada por el Estallido social, la pandemia y la experiencia de la Asamblea
Constituyente y la sucesión de elecciones recientes que le dieron origen.
Encima de esto, estará aún más influenciada por el aumento del interés de los
jóvenes en la política y en participar en las elecciones.
El dato
más llamativo sobre este último tema es el cálculo estimado por la consultora
Unholster publicado especialmente por el diario La Tercera el 25 de julio
pasado sobre la participación de menores de 30 y 50 años en la Primaria
presidencial. De los 3 millones 140.000
personas que votaron, el Servel estimó que 1.200.000 lo hacían por primera vez:
casi 2 de cada 5 votantes eran primerizos en estas lides. Si esto se mantiene
en la primera vuelta de noviembre no serán los mismos chilenos que eligieron a
Bachelet en 2013 y a Piñera el 2017, quienes elegirán al Presidente que estará
en la Moneda el 2022.
En la Primaria del 2017 votaron
sólo 1,8 millones de personas, en la reciente fueron 3,2 millones; 80% más. Otro
dato: de solamente 20 de cada cien menores de 30 años que fueron a votar a la
primaria del 2017, se subió a 35 por cada cien este año. Ese segmento joven
entre 18 y 30 superan el porcentaje de la población con más de 50 años; son
como 33%. Lo clave es por quién se inclinarían preferentemente estos nuevos
interesados que fueron a votar recién y los que todavía no, pero están
decidiendo que esta vez SÍ irán a votar en noviembre.
Los
jóvenes nuevos que se disponen a votar ahora no prefieren el mismo tipo de
candidatos que escogen los mayores o los votantes antiguos. Esto es lo
importante de apreciar bien. La preferencia de los jóvenes por Sichel y Boris
fue lo determinante que les dio el triunfo. Ostensiblemente en el caso de
Sichel, donde entre los menores de 30 años el 60% votó por él comparado con
sólo 22% por Lavín (en cambio, en el segmento de 50 a 70 años la diferencia fue
mucho menor: sólo 41 contra 36 por ciento).
Similar, pero menos marcada fue esa diferencia entre Boric y Jadue: sólo
61 contra 39.
Entonces
lo más determinante en la próxima elección presidencial será la cantidad de
jóvenes que decidan votar junto con sus preferencias. Hacia allá debieran
orientarse las campañas de los candidatos: hacia los temas que interesan y
convocan a las personas entre los 18 y 45 años. Ellos representan alrededor de
la mitad de la población mayor de 18 años, o sea con el derecho a votar.
¿Cuántos se inscribirán, votarán y qué candidato elegirán? Esta es la gran
incógnita de esta elección.
En este
contexto habrá que observar los efectos Parisi-Ancalao-Lorenzini sobre Sichel y
Boric. Creo que Provoste y MEO son casi irrelevantes porque no interesan a los
jóvenes que se están incorporando ahora a las elecciones políticas. Para ellos
representan lo que desean dejar atrás; entonces son candidatos con un techo
bajo sobre el cual les sería difícil crecer. Lo clave son las alturas de los
techos de Parisi y Cía, Boric y Sichel. Mi sospecha, sin embargo, es que Boric tiene
un margen menor que Sichel para crecer; ya elevó su techo en las elecciones
pasadas con la irrupción de Frente Amplio y la Constituyente. Los jóvenes más
ideologizados, egresados universitarios de carreras sociales o humanistas, de
izquierda, con pegas dependientes del Estado ya se incorporaron en los cuatro
años recientes a hacer política y a votar. Ahora puede ser el tiempo en que los
otros jóvenes - los que se habían mantenido al margen - entren a la política: los
menos ideologizados, egresados de carreras técnico-profesionales, que viven del
pequeño comercio, micro empresarios, los que no se benefician del Estado sino
que lo sufren. Ellos se están dando cuenta que tienen mucho que perder si
siguen al margen. Probablemente serán los que le den el triunfo a Sichel contra
todas las interpretaciones de los políticos tradicionales.
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