LA ELECCIÓN DE LOS JÓVENES
Ernesto Tironi B. 29-7-21
Los
triunfos de Sichel y Lavín no fueron las únicas sorpresas de estas primarias
Presidenciales del 2021. También fue la gran cantidad de gente joven nueva que
votó: como 50% más que en hace sólo cuatro años atrás. Pero también muchos no
tan jóvenes, léase entre 30 y 50 años. ¿Quiénes fueron exactamente los nuevos
que votaron? Saberlo será clave. Si este comportamiento se mantiene o expande,
puede ser lo determinante en el resultado final de diciembre. Y para el futuro del país.
Postulo
que esta elección la decidirán los jóvenes.
El conjunto de circunstancias que hemos vivido los últimos dos años
parece haber incrementado notablemente el interés de ellos por participar en
las elecciones, a su manera. Tal vez el interés por la política en general,
aunque esto es más dudoso e impreciso.
Desde
mi experiencia personal, lo que me convenció que Sichel ganaría como cuatro
semanas antes de la primaria, fue la cantidad de voluntarios jóvenes que se
volcaron a trabajar en la campaña. Y la forma dedicada, responsable e
inteligente en que lo hicieron. Había leído antes de lo determinante que eso
fue en el sorprendente triunfo de Obama en EEUU. Creía que algo como eso no
pasaría en Chile; y pasó. Los jóvenes fueron claves en convocar a otros jóvenes
a votar por Sichel con sus propias formas de actuar, entenderse y comunicarse.
Aquí también puede haber habido una intuición genial del candidato mismo. No
sólo fue el voluntariado con las banderas amarillas, y poniendo y cuidando
carteles o letreros. Se interesaron también en leer las propuestas y el
Programa Presidencial de Sichel; su pensamiento, sus motivos, propósitos y
fundamentos. Me sorprendió lo pragmáticos, efectivos, y poco ideológico de sus
enfoques. La velocidad para armar Grupos
de WS en diversas comunas y temas, para coordinarse, aprender y apoyarse.
En
otros tiempos, cuando nosotros éramos jóvenes, muchos creíamos que sólo
importaban las razones que supuestamente hacían mejores a nuestras ideologías.
O sólo la calidad de las propuestas técnicas. Veo a los jóvenes de hoy
enfocándose también en la relación personal con cada votante, y acogiendo la
diversidad de las inquietudes que tiene cada individuo. Varias veces vi
mensajes consultando, por ejemplo, “Tengo una tía jubilada, ¿cómo la convenzo
que vote por Sichel? Otro contando que había conseguido cuatro votos de la
familia de un pariente que ni sabía que había elecciones. Y aprovechaba de
sugerir, que cada uno del grupo llamara a tres parientes por semana. Después se
contaban los resultados y animaban mutuamente, compartiendo experiencias.
Todo
este esfuerzo además se extendió a regiones y pueblos chicos. ¿Cómo de otra
forma se explica que un desconocido como Sichel sacara un porcentaje de votos
más alto en regiones que en Santiago?. “Conocen algún voluntario en Curicó”,
preguntaba alguien. “Sí; yo conozco allá a alguien por Sichel; te mando
número”, respondía otro. Al poco rato me aparecía en el teléfono un grupo nuevo
de “Curicó con Sichel”, que ya tenía 8 miembros y se organizaba para un
banderazo en la esquina tal a la hora cuál del día siguiente. Además, esta
organización se extendió hasta coordinarse para ser Apoderados de Mesa por
Sichel el día de la elección. A cuidar cada voto conseguido, era la consigna. En
el recinto en que colaboré teníamos el doble de apoderados nuestros que los que
tenían los otros tres candidatos juntos.
Debido
al surgimiento de este interés renovado en las elecciones por parte de los
jóvenes, es que digo que esta elección la decidirán ellos. Dependerá de quién
convoca más a nuevos jóvenes: sí los favorables a Sichel o a Boric. Pero el
fenómeno no es nuevo. Creo que es lo que permitió que el Frente Amplio
irrumpiera en el Congreso el 2017, a partir de los dirigentes estudiantiles de
izquierda del 2007 y 2011. Además, lo que permitió a Beatriz Sánchez (“una
desconocida”) sacar un millón 340 mil votos el 2017 y casi pasar a la Segunda
Vuelta. Con sólo 160,000 votos más (la mitad de los que obtuvo MEO) lo habría
logrado. Fue también el mismo fenómeno de jóvenes decidiendo entrar a votar en
las elecciones nacionales lo que produjo la sorpresa del alto número de
Convencionales obtenido por la “Lista del Pueblo”.
Postulo
ahora que las Elecciones Primarias de este año 2021 fueron el despertar de los
jóvenes menos ideologizados y radicales; los que todavía permanecían
desinteresados en la política o simplemente no motivados para ir a votar. Pueden ser la gran mayoría de los jóvenes.
Los que no votaban ni siquiera en las elecciones de sus Centros de Estudiantes,
ni en el colegio ni en la U. El motivo por el cual la FECH ya casi no existe
hoy. No creo que sean de la elite ni egresados de colegios particulares.
Tampoco los que no quieren ningún cambio en la sociedad chilena. Muy por el
contrario: quieren reformas importantes no sólo en la economía y la política,
sino en las empresas y muchas otras instituciones públicas y privadas, gremios,
sindicatos, etc. Pero parecen ser jóvenes más integrados a la sociedad actual,
y quieren conservar sus puestos de trabajo y las posibilidades de desarrollarse
que ven en el país. Lo que no querrían es que sigamos el camino de Venezuela y
Argentina. El despertar puede tener que ver con darse cuenta que si no
participan más activamente en las próximas elecciones pueden ser ellos los que
corren los mayores riesgos. ¿Wishfull thinking? Veremos.
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