Desarrollo y Emprendimiento

Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.

Mi foto
Nombre: Ernesto Tironi
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.

jueves, agosto 25, 2011

¿Qué hacer hoy en educación?
Ernesto Tironi B. Doctor en Economía MIT
17-8-11

Propongo cuatro palabras claves para abordar el tema hoy: Distinguir, diagnosticar, reconocer (lo hecho) e identificar (lo que falta). Habría que comenzar siempre por aclarar si la persona que está hablando de educación se refiere a la escolar, universitaria o técnica-profesional. Esta distinción es obvia pero a menudo no se hace. Y son mundos diferentes, con actores, problemas y soluciones distintas.
Una vez precisado de qué sector hablamos, conviene hacer un diagnóstico actualizado y evaluar qué problemas enfrentan hoy quienes participan en cada uno. A mi parecer los mayores problemas hoy están en la educación superior, tanto universitaria como técnica. Sin embargo se ha puesto a la escolar en el mismo saco. Es posible que esto se haga por motivos políticos.
Los problemas de los universitarios (y de sus familias) son mayores principalmente por dos motivos. Uno, porque en la educación escolar ya se tomaron medidas para mejorar la situación (aunque hayan demorado demasiado). Que todavía no se aprecien los efectos, es otra cosa. En cambio en la universitaria no se ha hecho lo mismo. Y, dos, porque la educación universitaria ha quintuplicado su matrícula en los últimos 20 años, mientras la escolar terminó esa fase hace 10 años y ahora está bajando.
Desde el punto de vista de las familias de clase media y baja, la educación de sus hijos se ha encarecido y el Estado ha estado mirando para otros lados (o gastando en cosas que a ellas no les aflige tanto). Porque antes la responsabilidad de educar de los padres llegaba con mucho hasta la educación media. Para eso tenían que pagar muy poco. Ahora la obligación de los apoderados se extendió hasta que los hijos terminen educación superior y, además, tiene un costo semejante al de los colegios particulares pagados de los ricos. Como la mayoría de los parlamentarios y ministros siempre han mandado siempre a sus hijos a colegios particulares pagados, no se habían dado cuenta. Con razón entonces las familias apoyan las demandas de los estudiantes.
Desde el punto de vista del Estado, al sector con matrícula estancada (el escolar) se han asignado más fondos e introducido mejoramientos organizacionales sustantivos. En cambio al que más crece en demanda (el universitario y técnico) se le han asignado menos fondos públicos y se ha postergado su modernización, limitándose a dar más becas y créditos caros y discriminatorios. Por eso digo que hay que separar las cosas y que los problemas mayores están en la educación superior.

Veamos ahora qué se ha hecho en cada ámbito y qué falta. Como decía, en educación superior pública no se ha hecho casi ninguna reforma para adaptarse a la quintuplicación de la demanda. En cambio, en la escolar (y gracias en buena medida la “revolución pingüina”) se han tomado importantes medidas, que en buena parte responden a lo planteado hoy por los estudiantes. A través de Leyes consensuadas entre la Concertación y la Alianza, se ha logrado en los últimos años: 1) Alcanzar una cobertura casi completa de tal modo que no existen jóvenes que no puedan llegar a completar 4° Medio, 2) Modernización de los Programas de estudio, 3) fuerte incremento en calidad de infraestructura, 4) expansión a Jornada Escolar Completa, 5) Gran avance en equidad con la Subvención Preferencial (SEP) para familias pobres, 6) mejoramiento de la calidad a través de la exigencia de resultados de aprendizaje a cambio de la SEP, los cuales ya se empiezan a manifestar y lo continuarán haciendo a través de alzas en puntajes SIMCE y en Pruebas Internacionales, y 7) la creación de la Superintendencia y Agencia de la Calidad que no permitirá continuar a establecimientos que no alcancen un estándar mínimo. Por esta vía se está terminando el lucro en la educación escolar, entendido como una utilidad excesiva, no regulada y sin la exigencia de entregar a cambio una educación de calidad.
Pero las políticas en educación toman tiempo en mostrar sus efectos. Es como mover un transatlántico, no un bote. Ya tuvimos la experiencia del TRANSANTIAGO, donde se pretendió cambiar todo y de golpe. Ahora en Educación Escolar hay que esperar un plazo prudente para observar los efectos de las medidas tomadas. No hay razones para ser autoflagelantes en educación escolar. Todo lo contrario. Lo principal pendiente es la municipalización.
En Educción Superior la situación es enteramente distinta. A esto necesitamos responder hoy, fundamentalmente en tres aspectos: a) Más financiamiento de base a las Universidades Tradicionales y flexibilización de la gestión pero a cambio de resultados medibles y con supervisión perfeccionada. b) Igualación del acceso y costo de los créditos a los estudiantes de Universidades y de Institutos y Centros de Formación Técnica (esta discriminación que perjudica a los más pobres es inaceptable); y c) Rebaja del costo de los créditos para todos los estudiantes de bajos ingresos, sean de institutos técnicos, universidades privadas o tradicionales.
Con estos criterios podremos avanzar en el permanente esfuerzo de corregir errores en el camino hacia la calidad y la equidad de la educación.

Publicado en El Mercurio
Santiago, 24 de Agosto del 2.011.