Desarrollo y Emprendimiento

Por qué este blog? Porque he dedicado mi vida profesional a aportar al desarrollo económico de Chile estudiando qué medidas ayudarían más al crecimiento y la equidad, y publicando lo que he ido descubriendo. Ahora quiero aprovechar esta tecnología para ampliar el diálogo con otros sobre este tema.

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Nombre: Ernesto Tironi
Ubicación: Las Condes, Santiago, Chile

Economista, empresario y educador (1947). Profesor Ingeniería Industrial Universidad de Chile, Asesor y Director de Empresas y de Sociedades del sector Educacional. Ex embajador ante Naciones Unidas y Gerente General de CORFO.

lunes, septiembre 19, 2022

Tiempos de humildad

Ernesto Tironi B. 20-4-2

 

            Las principales noticias políticas recientes parecen traer más preocupación que tranquilidad y alegría a la mayoría de la población, según muestran diversas encuestas. Me refiero en particular a los 249 Artículos aprobados hasta este miércoles por la Convención Constitucional (CC) - 100 más que la actual - y al desencuentro entre Gobierno y Parlamento en el primer proyecto de ley presentado ante éste.

            

            ¿Es que vamos a seguir con la misma situación y libreto del gobierno pasado, sólo que con nuevos actores en los roles principales? ¿Hacia dónde iremos? ¿Vamos en caída libre hacia un desorden social permanente, enfrentamientos crecientes y mayor violencia?  ¿Cómo evitar este destino?

 

            Mi visión es que vamos mal, pero todavía tenemos posibilidades. Dependerá de nosotros y requerirá un trabajo intenso, personal y colectivo. La ventana de oportunidad es entre ahora y uno o dos meses después del Plebiscito de salida del cuatro de septiembre: los próximos 6 meses. Allí terminará esta etapa de réplicas e intento de reconstrucción después del terremoto social del 19 de Octubre. Todavía no dejamos atrás ese cataclismo que nos tiene muy afectados e influenciados.

 

            ¿Cómo salir adelante bien? Para mí lo primero es reconocer que la mirada  de profunda preocupación que me aflige, así como creo que a la mayoría de mi generación Concertacionista, viene en buena parte de mi historia personal y experiencia de vida: de la Unidad Popular y su consecuencia, el Gobierno de Pinochet y el carácter traumático de ambas. Tenía 25 años, recién recibido de economista y casado con dos hijas pequeñas al 11 de septiembre del 73. Aunque no lo quiera, los eventos recientes me gatillan en mi inconsciente los fantasmas de situaciones que no quisiera que mis hijas y nietos vivan. Desde allí es que veo como tan negativo mucho de lo que sucede de nuevo hoy. Reconocer esto lo considero importante porque me permite aceptar más a quienes piensan hoy lo opuesto a mí. Me obliga  a apreciar que la mayoría de los jóvenes en la CC y en el actual gobierno no vivieron esa experiencia y todo su dolor. Por eso, en parte,  se hacen tantas ilusiones y despiertan tantas expectativas. No van a cambiar con razones ni enseñanzas que pretendamos darles. Menos mostrándoles cifras de nuestros éxitos económicos. Necesitarán pasar ellos personalmente por sus propias experiencias de derrotas, fracasos y sufrimiento antes de cambiar sus puntos de vista y conductas tan arrogantes y de dueños de la verdad. Para que ellos aprendan de eso necesitamos darles espacio sin atacarlos directamente. No hacer lo que ellos han hecho y hacen con nosotros hoy: descalificar, ir al ataque personal, acusar de perseguir lucro o la defensa de intereses personales, etc. Como lo que hemos visto de tantos Convencionales hacia “Los Amarillos” que buscan que redactemos una Constitución para Todos.  

 

                        Lo segundo que considero crucial para salir bien parados como país de esta coyuntura es que todos empecemos a vivir más en el presente que en un futuro que nos angustia a algunos o ensueña, e ilusiona ciegamente, a otros. Ambos son espejismos.  El miedo de muchos de nosotros es que estamos anticipando que el futuro está lleno de amenazas. Que con muchas de las nuevas normas constitucionales entraremos en confrontaciones permanentes, en una parálisis económica, en más divisiones entre los chilenos. La verdad es que no sabemos; son juicios nuestros que dependen de diversas condiciones que están por verse. 

 

Lo mismo pasa a las nuevas autoridades de gobierno y a la mayoría de los Convencionales. No basta con redactar derechos en una constitución para alcanzar lo que se desea. La creencia que reservar o asignar la realización de algo al Estado es receta segura para que se haga bien y se distribuya con justicia, es una quimera infantil. Ahora recién empezarán a aprender todas las limitaciones que tienen los Estados para cumplir las funciones que se le asignan. Si no, pregunten porqué desapareció el socialismo soviético después de insistir en sus fórmulas por 70 años. Se autodestruyó por la ineficacia y la corrupción, dejando mucho dolor y heridos en el camino.

 

            Se avecinan tiempos difíciles. Las encuestas están anticipando que la Constitución que propondrán los actuales convencionales será rechazada, excepto que una mayoría de ellos recapacite rápido. Esto abrirá una nueva etapa que podría tender hacia una mitigación o una agravación de los problemas de violencia y desunión nacional que el actual Acuerdo pretendía resolver. Lo que busco decir es que lo que determinará que sigamos el buen o mal camino depende de cómo actuemos ahora, y especialmente del espacio que seamos capaces de abrir para escucharnos y para cambiar quienes estamos en posiciones opuestas. Para que los otros puedan cambiar, nosotros también tenemos que estar dispuestos a cambiar. No creo que sea posible volver a encontrarnos viviendo en paz bajo un mismo techo constitucional sin esa disposición humana fundamental.  Ese es el mayor desafío de hoy.