¿Qué aprender de la Elección 2013?

Ernesto Tironi B.
18 de Noviembre 2013
Que no sólo de pan viven los países, es la respuesta que me doy a esta pregunta y otras que me rondan hace meses. ¿Qué aprendimos de haber tenido un Gobierno de derecha estos cuatro años? ¿Qué aprendió la Concertación? ¿Qué aprendió la derecha?
Personalmente he aprendido que la mayoría de los chilenos no quieren por sobre todo ser un país desarrollado en poco tiempo, como le propone insistentemente la derecha. Quiere ser un país con menos injusticias y con un trato más humano. Por eso elige hoy una persona que le asegure eso. Quiere más una Teresa de Calcuta que una Juana de Arcos. Y la centroderecha desperdició su oportunidad en el Gobierno para mostrar que puede estar dispuesta a compartir más, de ser más generosa.
Buena parte de la derecha parece estar ahora en un estado de perplejidad y desconcierto generalizado. No pueden entender que un gobierno con buen desempeño, “objetivamente” no sea reconocido con su continuidad. No logran ver que a la mayoría de los chilenos les importa que la economía ande bien, pero no es lo único ni principal, como lo es para las elites y técnicos. ¿Qué imaginará Don Juan en Doñihue cuando le dicen de que ya casi seremos “desarrollados”?. ¿Otra autopista o leña barata? Parece que a muchos hoy le preocupan más otras cosas. La política no es un dominio de la objetividad. Es el reino de la subjetividad, de la emotividad, de las relaciones, y más vale aprenderlo bien.
La Concertación y las nuevas mayorías en cambio, atraviesan por un período de euforia. Bien por muchos que han trabajado con inteligencia y consistencia por décadas, como Carlos Montes, por ejemplo. Pero cuidado con interpretar apresuradamente los resultados de esta votación como aspiración a cambiarlo todo y rápido por parte de una mayoría abrumadora. Las altas votaciones de muchos parlamentarios de derecha no indican eso. Quien mejor ha comprendido eso es Michelle Bachelet, quien condujo una campaña brillante e impecable. Sin errores ni desvíos.
En lo personal me queda una sensación de agradecimiento por el privilegio de vivir en un país tan maduro, que progresa no sólo en lo económico, sino en lo político y social. Que se hace más inclusivo, como lo demuestran el espacio abierto a las candidaturas parlamentarias de jóvenes y las buenas votaciones que obtuvieron. Muy satisfecho de tener disponible una líder con sabiduría y experiencia para conducir el país en estos tiempos de continua transformación. La vez pasada había votado por ella con más temor. Ahora lo hice con más confianza. A todos nos corresponde cuidar y mejorar el país que hacemos cada día.